sábado, 29 de julio de 2023

 Entre las frutas recomendables para combatir la acidez encontramos, según el doctor Just, “el plátano, la manzana, la sandía, la pera, el caqui, la piña, el melón, el melocotón el higo o la papaya”.

La llamada acidez gástrica, una afección muy común que quien más quien menos ha padecido alguna vez en la vida, afecta de forma regular a un 7,7% de la población occidental, según datos del estudio internacional Digest, que refiere la enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE) como una de los principales motivos de consulta tanto con el digestólogo como con el médico de familia. Hablamos de ERGE, un trastorno conocido popularmente como acidez o pirosis, en referencia a “la sensación de ardor o quemazón a nivel epigástrico –lo que llamamos comúnmente boca del estómago–, que con frecuencia se extiende a través del trayecto esofágico creando la sensación de reflujo y que puede alcanzar la región faríngea”, explica el doctor Josep Just Timoneda, especialista en Digestología de clínica CreuBlanca, en Barcelona.

El doctor Just recuerda que “hasta el 40% de la población puede presentar acidez en algún momento en cualquiera de sus formas” y señala que “no hay diferencias entre sexos, aunque debe señalarse que existe una alta incidencia en embarazadas”. De hecho, más de un 50% de gestantes presentan estos síntomas, especialmente en el tramo final del embarazo, debido al incremento de la progesterona, una hormona que relaja la musculatura del esfínter esofágico, cosa que permite que el ácido del estómago retorne a la faringe.

Pese a que la acidez es un trastorno relativamente común, el doctor desaconseja en todos los casos la automedicación sin diagnóstico previo. “Aunque existen síntomas ocasionales y de baja intensidad que podemos intentar solucionar con medidas o medicamentos básicos y conocidos, todo ello sin exponernos a ningún riesgo, en general no debemos recurrir a la toma de medicamentos de forma intuitiva o recomendada por otros sin el conocimiento previo de lo que nos está pasando, es decir sin un diagnóstico supervisado por un médico. Podríamos estar actuando no tan solo de forma inadecuada ante nuestro problema, sino que podríamos generar efectos adversos, a veces graves”, explica el doctor.

“La acidez leve, pasajera u ocasional suele tratarse con antiácidos simples y cuidados dietéticos elementales, pero la acidez mantenida, intensa y que altera nuestra vida requiere un plan de tratamiento completo que incluya medidas farmacológicas (habitualmente la toma de inhibidores de la bomba de protones como omeprazol, pantoprazol, lasoprazol, rabeprazol y otros fármacos), cambios en los hábitos dietéticos y de vida y abandono de hábitos tóxicos, siempre tras un estudio etiológico a fondo con análisis y pruebas diagnósticas”, continúa el especialista de CreuBlanc

En este sentido, conviene recordar que según un gran estudio publicado en la revista Cancer, el ERGE está relacionado con un mayor riesgo (hasta el doble) de padecer cáncer de laringe y esófago. Por este motivo, la investigación recuerda que las personas con reflujo gastroesofágico deben realizar revisiones periódicas.

De hecho, la acidez o pirosis puede deberse a diversas causas, de manera que es conveniente conocer el origen para establecer un tratamiento y dieta adecuados. Según el doctor Just, “en el estómago debe haber un equilibrio entre los factores defensivos, como el moco gástrico y la integridad de la barrera mucosa, y los factores agresivos como algunos medicamentos, el tabaco o el alcohol. Solo si existe este equilibrio el ácido clorhídrico que el estómago segrega en circunstancias normales para poner en marcha los mecanismos de digestión, esencialmente de las proteínas, no se convertirá en un elemento que pueda provocar síntomas como acidez o ardor”.

Entre los factores que pueden dar lugar a la acidez, el doctor destaca la ingesta de medicamentos potencialmente lesivos para la mucosa gástrica, como los antinflamatorios no esteroideos (AINES) y el ácido acetil salicílico (ASA). “El tabaco, el alcohol, el estrés, las comidas copiosas y la mala alimentación, la cafeína y otras alteraciones como trastornos metabólicos, factores tumorales o enfermedades crónicas pueden dar lugar a este reflujo hacia el esófago”, explica el doctor Just.

En cuanto a la dieta, insta a evitar los alimentos fritos y ricos en grasa, los ultraprocesados, el chocolate, las comidas picantes y las excesivamente ácidas, como los cítricos o el tomate, entre otros. Pese a que durante mucho tiempo se ha creído que el consumo de lácteos podía combatir la sensación de ardor de estómago, el doctor Just recuerda que “no son aconsejables frente a la patología ácido-péptica, debido a su composición proteica que estimula la secreción ácida”. Por el contrario, entre los alimentos recomendables para combatir los síntomas del ERGE encontramos los siguientes:

Calabacín

Tanto el calabacín como el apio, el brócoli, las judías verdes, la calabaza o la patata son, según el doctor Just, de fácil digestión, además de que tienen numerosas propiedades nutricionales. En el caso del calabacín destaca su contenido en carbohidratos, fibra y agua, además de vitaminas A, C y B9 y minerales como potasio, magnesio, fósforo y calcio. Es, además, bajo en calorías, grasas y sodio.

Según una investigación publicada en el JAMA Otorrinolaringology Head and Neck Surgery, realizada por investigadores del Instituto de Investigación Médica Feinstein de Northwell Health y el Colegio Médico de Nueva York, una dieta basada en verduras proporciona los mismos beneficios que la medicación para el tratamiento del reflujo laringofaríngeo. El trabajo señala, además, que para prevenir este trastorno conviene potenciar el consumo de frutas, verduras y hortalizas al tiempo que se restringe casi por completo el de lácteos, carnes (incluyendo también las blancas, como el pollo), pescado y huevos.

Almendra

Los frutos secos, ricos en grasas cardiosaludables y ejes fundamentales de la dieta mediterránea, son también buenos aliados para combatir los síntomas de la enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE). El doctor Just recomienda consumir almendras, un fruto seco interesante por su aporte de calcio y fibra y por su poder saciante. Lo explica la nutricionista experta en hábitos saludables Natàlia Calvet: “A pesar de lo pequeños que son, los frutos secos llenan mucho. Además, son ricos en proteínas y grasas cardiosaludables, cosa que los convierte en los alimentos perfectos cuando necesitamos un chute de energía”. Al ser saciantes, tomar almendras como tentempié permite llegar con menos hambre a la siguiente ingesta, lo que hace, además, que las comidas sean menos copiosas y, por tanto, se alivie la acidez, ya que las digestiones son más ligeras. Al ser fuentes de fibra, también mejoran el tránsito intestinal y, por tanto, la pesadez que en ocasiones se puede asociar al reflujo.

Jengibre

Según una investigación realizada por científicos del Instituto de Investigación Tecnológica de Alimentos de Mysore, el jengibre puede llegar a ser más eficaz para tratar la acidez estomacal que algunos protectores de estómago. La nutricionista Fátima Branco recomienda incorporarlo a diario a la dieta en forma de infusión si se padecen molestias gastrointestinales, ya sea acidez o cualquier otra dolencia asociada al aparato digestivo. “El jengibre es, además, un buen diurético, de manera que nos ayudará a sentirnos menos hinchados. Se puede tomar en infusiones con limón, naranja, mango, etc.”, explica la nutricionista. Por su parte, el doctor Just recomienda también el consumo de otras infusiones “como manzanilla, poleo menta, romero, albahaca, jengibre o hierba luisa, así como algunas infusiones relajantes como la tila, la valeriana o la pasiflora que ayudarán en casos de acidez secundaria al estrés”.

Plátano

Entre las frutas recomendables para combatir la acidez encontramos, según el doctor Just, “el plátano, la manzana, la sandía, la pera, el caqui, la piña, el melón, el melocotón el higo o la papaya”. En el caso del plátano, este tiene, además, un alto contenido en potasio, magnesio, fósforo, y fibra, además de carbohidratos. El potasio es un mineral alcalino, presente también en alimentos como la remolacha, el brócoli o las coles de Bruselas, que ayuda a equilibrar el pH gástrico, además de que contribuye a proteger el revestimiento del estómago.

Agua

“Aunque no sea exclusiva y determinante, la correcta hidratación es importante para cuidar nuestro estómago. Una hidratación deficitaria de forma mantenida llega a debilitar la composición defensiva de nuestra barrera de moco gástrico dejando al estómago más expuesto a la agresión del ácido”, explica el doctor Just. Así pues, sin ser un factor decisivo en un cuadro de acidez, beber agua puede aumentar el Ph gástrico y reducir la sintomatología en un momento determinado.

Además, el consumo de agua puede desplazar el de otras bebidas con contrastados efectos perjudiciales, entre ellas “los refrescos azucarados con gas, las bebidas etiquetadas como estimulantes, la cafeína, las bebidas muy ácidas y especialmente las alcohólicas”, indica el doctor Just, y recuerda que “los pacientes especialmente sensibles deben evitar las bebidas excesivamente frías o calientes, que pueden actuar como irritantes de la mucosa gástrica”.



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