miércoles, 21 de junio de 2023

Esta receta con solomillo de cerdo es una cena perfecta para triunfar: fácil, rápida y con pocos ingredientes

 Magra, versátil, económica y fácil de cocinar, la carne de solomillo de cerdo es una de las piezas más populares de nuestra despensa y perfecta para toda la familia. Lo mismo te apaña un menú de fiesta que te soluciona la cena en un santiamén, como en la receta que te proponemos hoy para cenar de lujo incluso una noche de fin de semana cualquiera.

Los medallones de solomillo de cerdo con salsa de naranja son un plato sencillísimo con muy pocos ingredientes que además nos permite aprovechar las últimas naranjas que quedan almacenadas de cara al verano, a veces con menos sabor o no tan dulces. Si compramos ya el solomillo cortado en medallones la preparación no tiene mucho más misterio que exprimir la fruta, colar el zumo y cortar una cebolla en juliana.

Lo único que hay que vigilar es el punto de cocción para que la carne no quede algo seca. Para ello marcaremos y retiraremos primero los medallones, de un grosor de un par de centímetros, pochando en esa misma sartén la cebolla. Luego hay que volver a poner la carne, regar con el zumo y dejar cocer hasta que esté al punto; triturar la salsa y listo. Además se puede hacer más suave con nata líquida, más espesa con algo de harina o maizena, o podemos darle un toque aromático con curry, azafrán...

Si quieres una buena guarnición fácil de hacer lo mejor es el arroz blanco en microondas, aunque con tener buen pan a mano para mojar bien puede ser más que suficiente.



Qué puedo comer hoy recetas para no complicarse la vida


 Pueden ser múltiples los motivos que te llevan a no querer plantearte entrar en la cocina: porque no estás especialmente inspirado, porque en verano hace mucho calor para meterse en los fogones, porque el resto del año tienes mucho trabajo y no demasiado tiempo para cocinar, porque estás harto de comer siempre lo mismo, porque tienes un bar debajo de la oficina que borda la paella, la tortilla y el cocido… ¿Seguimos?

El caso es que creemos que no eres consciente de la cantidad de platos que, a nivel de complejidad, están al alcance de cualquiera, que los puedes preparar en un periquete y, por si todo esto fuera poco, que son mucho más saludables que cualquier cosa que te ofrezcan en un menú del día o, por supuesto, cualquier sitio de comida rápida. Así que ponte cómodo y tira para la cocina que aquí van ocho recetas sencillas y muy agradecidas.

6. Yakisoba

Este plato típico de la cocina callejera japonesa se elabora a base de fideos fritos y verduras a las que se les puede añadir algún tipo de carne o marisco. ¡Admite infinidad de combinaciones!

Lo suyo, eso sí, es emplear fideos de trigo precocinados, aunque también se pueden usar fideos para ramen, fideos udon o cualquier otro tipo de fideos chinos de trigo. En cuanto a la salsa, en Japón se utiliza la salsa yakisoba, que en este caso da nombre al plato, que se encuentra fácilmente en establecimientos de comida asiática.

Ingredientes para 2 personas. 200 g de fideos noodles, 150 g de pechuga de pollo, 1 cebolleta, 1 zanahoria pequeña, medio pimiento verde, un trocito de jengibre fresco, 12 anacardos, 50 g de setas shiitake frescas, 1 diente de ajo, aceite de girasol y 80 ml de salsa yakisoba.

Elaboración. Calentamos abundante agua en una cacerola y, cuando a arranque a hervir, la retiramos del fuego y sumergimos los fideos para hidratarlos durante un par de minutos. Escurrimos y secamos. Pelamos la zanahoria y la cebolleta, lavamos el pimiento. Cortamos las verduras en tiras finas. Cortamos también la pechuga de pollo en láminas. Rallamos finamente el diente de ajo y el jengibre y cortamos las setas en láminas finas. Calentamos un poco de aceite en una sartén y freímos los fideos a fuego medio durante un par de minutos, volteando a mitad de tiempo. Los retiramos a un lado de la sartén, añadimos un poco más de aceite y rehogamos el pollo y el ajo. En cuanto el pollo cambie de color agregamos la zanahoria, la cebolleta, el pimiento, el jengibre y rehogamos a fuego fuerte, removiendo sin parar. Cuando estén al dente incorporamos las setas y la salsa yakisoba. Salteamos al tiempo que incorporamos los fideos para integrar bien todos los ingredientes. Servimos de inmediato, con los anacardos repartidos por la superficie. Los podemos dejar enteros o picar, al gusto.

Receta completa | Yakisoba

Atún a la plancha

Pocas recetas están a la altura de una buena pieza de atún rojo fresco en temporada cocinada a la plancha. Aunque debes saber que este saludable pescado azul también se puede disfrutar todo el año de una manera bastante satisfactoria.

Ingredientes para 1 persona. 1 filete grueso de atún fresco o descongelado, sal, aceite de oliva virgen extra, perejil fresco (opcional) y limón (opcional).

Elaboración. Si partimos de atún precongelado, que será el formato habitual que encontremos todo el año y el más seguro si nos gusta muy poco hecho, debemos dejarlo descongelar la víspera en la parte menos fría de la nevera, sobre una rejilla en un plato que recoja los jugos. En cualquier caso, conviene dejarlo atemperar fuera del frigorífico un rato, según la temperatura ambiente, a salvo de posibles insectos y de la luz directa. Además, podemos salarlo por ambas caras y dejarlo sobre dos o tres hojas de papel de cocina para que la sal suavice su carne y extraiga parte del agua, o podemos dejarlo en una salmuera. Antes de cocinarlo, secar bien con papel de cocina limpio. Calentar a fuego medio-fuerte una buena plancha antiadherente, sobre la placa de cocina, brasas o usando una plancha eléctrica, lisa o tipo parrilla. Una vez caliente, engrasar ligeramente con aceite de oliva virgen extra y añadir el pescado, presionando un poco con una espátula para marcarlo mejor y que se caramelice un poco. Controlar el punto de cocción. Pasados un par de minutos, dar la vuelta con una espátula y cocinar por la otra cara hasta que esté al gusto. Retirar a un plato y servir con perejil picado, sal y/o zumo de limón al gusto.

Receta completa | Atún a la plancha

 Salmorejo de ciruela roja

No hace falta que sea verano para darte un homenaje con una versión diferente de esta sopa fría andaluza. Y lo mejor de todo es que no vas a tener que encender los fuegos para absolutamente nada. ¡Solo necesitas 10 minutos para tenerla lista!

Lo más importante es que tengas a mano unos buenos tomates, que estén maduros y que tengan sabor. Las ciruelas, en cambio, puedes usar esas que se han quedado demasiado tiernas en el frutero. Son las que mejor resultado te van a dar para este plato.

Ingredientes para 4 personas. 4 tomates maduros, 4 ciruelas rojas, 1 diente de ajo, 100 g de pan de hogaza seco, 75 ml de aceite de oliva virgen extra, sal.

Elaboración. Lavamos los tomates y las ciruelas. Cortamos en trozos, desechando los huesos en el caso de estas últimas. Colocamos ambos, junto con el diente de ajo pelado, en el vaso de un robot de cocina (también se puede usar una batidora de brazo) y trituramos a velocidad alta durante unos segundos o hasta obtener una especie de zumo. Troceamos el pan duro y lo agregamos a la mezcla anterior, que ayudará a que se hidrate más rápidamente. Sazonamos al gusto y trituramos de nuevo hasta que esté todo bien integrado. Terminamos el salmorejo programando el robot a máxima potencia durante cinco minutos, tiempo durante el cual dejamos caer el aceite de oliva en hilo fino, por el agujero de la tapa del robot. Así emulsiona y queda cremoso. Antes de servir es recomendable dejar el salmorejo de ciruela roja en la nevera un par de horas. Bien fresquito y con una guarnición de huevo duro y/o tacos de buen jamón y unos gajos de ciruela marcado en la plancha es como más se disfruta.

Receta completa | Salmorejo de ciruela roja

Lo único que vas a tener que decidir es si prefieres comer el brócoli crudo, que es como se suele recomendar, o cocerlo brevemente (lo idóneo para los paladares que no estén habituados). Lo importante es que se mantenga la textura firme del brócoli y que tengas el factor crujiente muy presente para esta elaboración.

Ingredientes para 2 personas. 1 brócoli grande (o 2 pequeños), 1 diente de ajo, 2 anchoas, 50 ml de zumo de limón y su ralladura, 10 ml de vinagre de manzana, 15 ml de mostaza de Dijon, 30 ml de mayonesa o yogur griego natural, 1 lechuga romana, queso parmesano rallado al gusto, picos integrales machacados al gusto, pimienta negra molida, aceite de oliva virgen extra.

Elaboración. Cortar los floretes del brócoli dejándolos en unidades pequeñas, procurando que más o menos tengan el mismo tamaño. Reservar los troncos para otra receta, como estos noodles. Lavar y escurrir con suavidad. Escaldar 2-3 minutos en agua hirviendo y enfriar rápidamente, o cocer al vapor en el microondas, solo para romper la textura de verdura cruda, pero dejándolo firme y algo crujiente. También podríamos hacerlo al horno si lo tuviéramos encendido, o usarlo crudo. Machacar con un mortero o picar muy finas las anchoas junto con el diente de ajo hasta tener una pasta. Añadir la mostaza, el vinagre, el zumo de limón y la mayonesa o yogur (o mezcla de ambos) y empezar a batir con un tenedor o mini varillas. Agregar un chorrito de aceite de oliva sin dejar de batir hasta emulsionar y tener una salsa homogénea. Añadir 2 cucharadas de queso parmesano -cantidad al gusto- y mezclar bien. Probar y ajustar los ingredientes si fuera necesario. Disponer el brócoli en una ensaladera. Añadir la lechuga cortada en juliana y lavada, y mezclar. Incorporar la salsa y mezclar muy bien. Agregar por último ralladura de limón, pimienta negra recién molida y más queso al gusto, junto con unos picos integrales a modo de picatostes.

Receta completa | Ensalada César con brócoli



Esta es mi cena favorita cuando quiero cocina india y sólo tengo 10 minutos (y más saludable no puede ser)

 

Es muy habitual que pensemos que las cocinas asiáticas orientales necesitan mucho tiempo de preparación para sacar auténticos plazos. Por suerte, esto no es más que un mito y la realidad es que algunos platos de la cocina india o de la cocina japoneses que podemos resolver en apenas un cuarto de hora.

Si eres de los que adoran la cocina india y estás loco por sus toques especiados, deberías apuntarte esta receta de pollo al curry que se realiza en tan solo 10 minutos.

Es evidente, que hacen falta ciertos ingredientes para darle los toquecitos salseros a la preparación, pero si los tienes a mano, verás que es una receta que puedes resolver en cuestión de minutos.

En este caso, la hacemos con pechuga de pollo cortada en cuadraditos, pero si tenéis otra carne blanca que también se haga rápidamente y podáis cortar con facilidad, es perfecto.

Por eso, podéis utilizar conejo, pavo o cerdo. Todo ello a vuestro gusto. Además, como casi siempre que se hace pollo al curry, una buenísima opción de acompañarlo es hacerla con este arroz blanco. Además, si lo preferís, podéis utilizar cualquier otra hortaliza y convertir esta receta en una preparación vegana. Por daros un par de ideas, le irá de maravilla al calabacín o a la berenjena si los cortamos en láminas finitas.

En nuestra preparación recomendamos que utilicéis bastantes especias, muchas de ellas seguramente las tendréis por casa Como suele pasar en los currys, podéis dejarle un toquecito picante. En cualquier caso, si queréis evitar los ardores, podéis prescindir de la guindilla o del picante sin ningún tipo de problema.



¿Usas correctamente las bolsas reutilizables de la compra? Podrían ser un riesgo para la salud


 Tal y como comentó mi compañero Pakus, desde este año los comercios ya no pueden ofrecer bolsas de plástico de un solo uso gratuitas, aunque lleva tiempo siendo una práctica generalizada en casi todos los establecimientos. Es una medida para reducir los residuos contaminantes que fomenta el uso de bolsas reutilizables más ecológicas, pero si no las usamos correctamente podría estar en juego nuestra salud.

Muchos tenemos en casa bolsas de tela o de otros materiales sostenibles con las que hacemos la compra habitual desde hace tiempo, pero se nos pueden olvidar las normas básicas de seguridad alimentaria al manipularlas. La falta de higiene y combinar productos inadecuados en la misma bolsa podría ser caldo de cultivo de bacterias e intoxicaciones.

Hace ya tiempo que distintos estudios vienen avisando de los posibles problemas que puede causar una incorrecta manipulación de las bolsas reutilizables, aunque parece que los consumidores todavía no somos muy conscientes de los riesgos.

En este sentido, la Food Standards Agency (FSA) de Reino Unido ha incluido recientemente una guía básica de uso de estas bolsas, extendiendo así las buenas prácticas de higiene y seguridad de los alimentos más allá de la cocina. Los dos principales errores que cometemos son el no separar los distintos de alimentos y no lavar periódicamente las bolsas.

De nada sirve tener una cocina impoluta y vigilar la contaminación cruzada si hemos mezclado en la misma vieja bolsa las verduras frescas con filetes de carne, una bandeja de sushi y productos de limpieza. Para evitar riesgos innecesarios, estos son los consejos básicos que todos podemos aplicar fácilmente a la hora de usar las bolsas de la compra:

  • Separar siempre los alimentos crudos que requieren cocinado de los que están listos para consumir. Es decir, guardar en bolsas distintas la carne o el pescado de las frutas y verduras, pan, etc.
  • Como medida de seguridad extra, guardar en pequeñas bolsas cada alimento crudo por separado.
  • Llevar una bolsa distinta de uso exclusivo para productos que no son de alimentación, especialmente los de limpieza, pero también objetos como libros o pilas.
  • Comprobar antes de ir a la compra que tenemos las bolsas necesarias para guardar todos los elementos de nuestra lista.
  • No intercambiar el uso de las bolsas al volver a la compra otro día.
  • Para evitar olvidos o errores, es una buena idea tener bolsas señalizadas con etiquetas, colores diferentes o diseños estampados que nos recuerden su uso específico.
  • Evitar guardar las bolsas durante mucho tiempo en el maletero del coche, especialmente en verano.
  • Examinar a fondo cada bolsa después de usarla para comprobar que los alimentos no han goteado o dejado manchas. Hay que ser más minucioso con las bolsas en las que guardamos carne o pescado fresco.
  • Si una bolsa de plástico reutilizable presenta manchas o roturas, conviene reciclarla y cambiarla por una nueva. En cualquier caso no es aconsejable extender su uso demasiado tiempo.
  • Lavar en la lavadora periódicamente las bolsas de tela, aunque no presenten manchas aparentes, y comprobar que se han secado completamente antes de guardarlas.
  • Almacenar las bolsas en un lugar seguro, cerrado, limpio y seco, lejos de productos químicos o de otros contaminantes.
  • Extremar las precauciones en verano con bolsas especiales para frío, sin dejar de separar los alimentos listos para consumir de los crudos.
  • Muchas de estas pautas son de sentido común, pero yo misma reconozco que muchas veces me despreocupo de las normas básicas de higiene con las prisas. En ocasiones no somos conscientes de los riesgos que nos rodean y en realidad no cuesta tanto aplicar estos consejos en el día a día. ¿Qué bolsas utilizáis vosotros para la compra? ¿Reutilizáis siempre las mismas?

El papel de cocina es cómodo, pero también un gasto innecesario:

 Los rollos de papel de cocina se han convertido en un básico de cualquier hogar, habitualmente haciendo pareja con el de aluminio y el plástico film. Es muy asbsorbente, resistente y cómodo, pero precisamente por su versatilidad podemos caer en el uso algo excesivo. Recurrir al papel de cocina para casi todo se convierte en un hábito casi inconsciente, olvidándonos de que es un material orgánico desechable difícil de reciclar. Abusar de él no es precisamente sostenible, ni para el planeta, ni para el bolsillo.

Hemos declarado la guerra al plástico, pero el papel, por mucho origen vegetal que tenga, no tiene por qué ser una mejor opción, como ha demostrado el caso de las pajitas. Hay que reconocer que es un gran invento, sobre todo en estos tiempos en los que parece que nos falta tiempo para las tareas domésticas más básicas, pero también nos ha vuelto algo comodones.

Lo usamos para tareas puramente culinarias, como el secar verduras, frutas y hierbas lavadas, o también para retirar la humedad de carnes y pescados. Es útil, asimismo, para engrasar una sartén o fuente, para absorber el exceso de aceite de las frituras o a la hora de descongelar, y como protección forrando el fondo de tápers.

Aunque quizá abusamos más del papel de cocina en tareas rutinarias de limpieza, tan frecuentes en el día a día: recoger suciedad sólida, vaciar comederos de mascotas, retirar salpicaduras de aceite, secar salpicaduras de salsas, bebidas y aguas derramadas... Y también es útil para aplicar productos concretos y limpiar la placa, la nevera, el microondas o el horno.

Incluso nos secamos las manos con papel de cocina o lo usamos a modo de servilleta, multiplicando aún más el gasto.

Consejos para disminuir su uso (y cuándo no hacerlo)

Para quitarnos el hábito recurrente lo primero es retirar la tentación de la vista, como bien recomienda Tim Carman en The Washington Post. Es decir: quitar el portarrollos y guardar el papel en un cajón o armario. Si no lo tenemos a mano, no lo usaremos tan amenudo. Necesitamos una alternativa más sostenible y que nos incite a ser un poco más cuidadosos.

Si no tienes unos cuantos paños de tela en los cajones, de esos que sobreviven a generaciones enteras, es hora de comprar un par de juegos nuevos. Lo mejor es adquirir un conjunto de microfibra lavable, y otro de tela resistente que no suelte hilo, absorbente y secante.

  • Divide por colores y asigna usos determinados según vayas a usar productos de limpieza con ellos o no.
  • Enjuaga, escurre y extiende bien los trapos después de cada uso. No dejes que acumulen humedad.
  • Mantén una constante rotación de paños en casa, lavándolos con frecuencia en la lavadora (sin suavizante), según el nivel de suciedad.
  • Destina un paño específico para secarte las manos limpias y no lo uses para secártelas después de haber manipulado, por ejemplo, huevo o pollo crudo.
  • El papel de cocina sigue siendo el más recomendable para limitar al máximo los problemas de seguridad alimentaria y de higiene, especialmente los relativos a la contaminación cruzada; por eso los reutilizables están prohibidos en hostelería y en la industria alimentaria. Sigue confiando en el papel para secar, manipular o limpiar huevos y también para secar carnes y pescados crudos.



Como has conseguido adelgazar 25 kilos

 ¡Hola, chicos! Todo el mundo se ha dado cuenta de que he perdido mucho peso y me han empezado a bombardear con preguntas. He intentado responderos y daros consejo a todos, pero no lo he conseguido. Con tantos mensajes, tendría que haberme tirado todo el día en Internet. Entonces, decidí escribir esta publicación para responder a la pregunta: “¿Cómo has conseguido adelgazar 25 kilos?” (Esto no significa que no podéis escribirme para preguntarme lo que queráis. Es solo para hacer mi vida más fácil).

Antecedentes

Yo nunca he estado delgada, pero empecé a notar que estaba engordando cada vez más. Me salieron tres pliegues terribles en la barriga, parecía un bulldog en bikini. Y cada vez tenía más grandes las caderas, las piernas y el culo. Decidí conseguir un cuerpo sano y en forma por todos los medios, así que dejé de comer comida frita y grasienta y dejé a un lado las comidas copiosas antes de irme a dormir. Salía a correr por las mañanas y a entrenar por las tardes en el gimnasio pero, en vez de perder kilos, seguía engordando todavía más. Después de un mes, mi peso llegué a unos terroríficos 89 kilos.

Restringía mi dieta cada vez más, excluyendo la carne, el pan, los fritos y los dulces. Acabé comiendo solo frutas y verduras y no bebía otra cosa que no fuese agua. Me gasté una pasta en tést y cápsulas para adelgazar, pero nada me daba resultado. Después de un tiempo volvía a ganar los kilos que había perdido.

Conmigo no funcionaron ni dietas nis pastillas para adelgazar.
Entrenar era demasiado duro y lleva mucho tiempo empezar a ver progresos. Así que, ¿qué es lo que hice?

Tras miles de dietas, cápsulas, horas en el gimnasio y cientos de euros invertidos en un entrenador personal, me rendí por completo. Un día me topé con un artículo sobre Keto Matcha Blue y decidí probarlo. A pesar de que había leído que Demi Moore, Katy Perry, J-Lo y otras famosas habían perdido peso con este producto, yo tenía mis dudas. Pero ya lo había probado todo y estaba desesperada, ¡así que no tenía alternativa! Además, leí los comentarios sobre el producto y eran súper positivos.

Millones de mujeres de Europa y Estados Unidos habían perdido peso gracias a Keto Matcha Blue. De media las personas llegaban a perder entre 10 y 15 kg.

Pago a la entrega!

✔️ ¡No se necesita tarjeta de crédito!

✔️ ¡El método de Keto Matcha Blue es algo que no has visto nunca antes!

Resultados

Después de sólo unas semanas, los resultados eran fascinantes: ¡Perdí balanceadamente 9,5 kilos! La hinchazón ya no era un probelma y mi complexión mejoró. Las caderas y la barriga habían reducido bastante. ¡Y mi humor era mucho mejor! Empiezé a creer que puedo volver a estar guapa sin cambiar mi estilo de vida. ¡Así que seguí comiendo todo lo que me apetecía! Estaba harta de pasar hambre y sufrir de desgaste físico...

En una semanas más, ¡perdí otros 2 kilos! Estaba más en forma y eso me animó a empezar a subir por las escaleras en vez de coger siempre el ascensor. ¡Lo que antes me parecía un esfuerzo increíble pasó a ser un placer divertido para mí!

No podía creer que me estuviera pasando todo aquello solo por seguir las sencillas instrucciones del paquete del producto. Si yo pude hacerlo, ¡todo el mundo puede! Las semanas pasaban muy rápido y poco a poco perdí otros kilos.

Al final conseguí alcanzar mi objetivo. El ventre era mucho más plano, perdí 20 kilos y conseguí llegar a tener el cuerpo de mis sueños.

Ahora recomiendo Keto Matcha Blue a todos mis amigos y conocidos. Importante: hacer el pedido desde el la pagina web oficial del producto, porque de lo contrario podrían estafarte. Yo soy feliz con mis resultados y creo que tú también lo serás.

Estas son las respuestas a las preguntas que recibo en las redes sociales todos los días:

¿Tienes estrías?

No, Keto Matcha Blue no deja marcas ni estrías gracias a la combinación de sus componentes que contiene.

¿Cuál es la composición de Keto Matcha Blue?

- 100 Mg Té Matcha;

- 250 Mcg Extracto de pulpa de coco;

- 100 Mg Aguacate;

- 120 Mg Niacina;

- 50 Mg Café.

El ingrediente principal de Keto Matcha Blue es, sin duda, el té matcha, conocido por su acción purificante y tonificante para el cuerpo. Extracto de pulpa de coco: que le otorga un sabor agradable a la bebida y proporciona al organismo importantes vitaminas como la vitamina C y vitamina E. Aguacate: esta fruta es rica en grasas saludables y fibra, que mejoran la memoria y la atención, ayudan a regular la sensación de saciedad y mantienen un nivel estable de azúcar en la sangre, evitando así los antojos de dulces. La niacina es una vitamina B que ayuda a reducir el colesterol y otras grasas en la sangre. Café: permite acelerar el metabolismo, facilitando la asimilación de los alimentos y la quema de calorías.

¿Y qué pasa con la piel? ¿Consigue estirarse así de rápido?

¡Así es! Ninguna de mis amigas que ha probado Keto Matcha Blue ni yo tenemos problemas de estrías ni celulitis.

¿Qué debo comer? ¿Qué dieta debo seguir?

Como ya os he dicho, no necesitáis cambiar vuestro estilo de vida si tomáis Keto Matcha Blue regularmente.

¿Es verdad que no se debe comer nada después de las 6 p.m. si no queremos engordar?

¡Eso son estereotipos! ¡Debes comer cada vez que tengas hambre! Por supuesto, es mejor para tu salud y tu metabolismo si comes 4-5 veces al día, ¡pero no demasiado!

A todos aquellos que hayáis perdido peso con Keto Matcha Blue: por favor, compartid vuestros resultados aquí. Ayudaréis a convencer a mucha gente de que funciona de verdad. ¡Saludos!


Siete consejos para conservar las ensaladas de bolsa y que aguanten frescas más tiempo

 La gama de ensaladas de bolsa envasadas se ha multiplicado en los últimos años, productos de cuarta gama que entran en el grupo de los llamados buenos procesados. Aunque es más sostenible y económico comprar las lechugas y demás hortalizas de hoja al natural y sin envasar, es un formato muy cómodo para preparar platos saludables al instante. A pesar de todo, no tienen una vida eterna y también tienden a estropearse en pocos días.

Detrás de la cuarta gama hay un gran engranaje de compañías que invierten en distintos departamentos de I+D, desarrollando y aplicando tecnologías desde las semillas hasta el envasado, buscando obtener el producto óptimo que mejor se adapte a este formato de comercialización. No es nada fácil, pues los vegetales deben presentarse cortados, limpios, desinfectados y muy frescos, luciendo apetecibles para el consumidor.

El problema es que precisamente estos alimentos son muy frágiles y sensibles, y tienen una vi útil corta. Los tratamientos que se aplican y el envasado en atmósferas protectoras alargan un poco su conservación, pero pueden estropearse ya incluso en el lineal del supermercado, antes de superar su fecha de consumo preferente.

Lo ideal, como suelen indicar los propios fabricantes, es consumirlas cuanto antes y de golpe una vez abierto el envase, pero somos muchos los que estiramos estas bolsas varios días. Hay algunos trucos que podemos aplicar para que se conserven frescas durante más tiempo.

Todo empieza en el momento de la compra, no solo escogiendo la marca y la variedad que nos resulte más apetecible. Merece la pena deternse un momento a revisar todas las fechas de caducidad o consumo preferente para buscar la más tardía o menos próxima, así como comprobar visualmente que la ensalada luce bien. También es buena idea escoger una bolsa que no esté primera en la fila, pero tampoco al final del todo, demasiado cerca de la fuente de frío.

Por respeto al resto de consumidores, si vamos a manosear mucho, lo mejor es desinfectarlas primero con gel hidroalcohólico y/o usar guantes desechables de los que tienen en la sección de frutería, y no estrujar demasiado las bolsas para no dañarlas.

2. Respeta la cadena de frío

No es un congelado ni carne o pescado crudo; aún así, conviene no exponer estos productos a cambios bruscos de temperatura ni a tiempos prolongados fuera de la refrigeración. Échalas al carro o cesta al final de la compra y colócalas junto a otros productos que estén fríos. En verano, mejor lleva una bolsa de refrigerados, y no las expongas a la luz solar o fuentes de calor.

3. Consúmelas cuanto antes

Por mucho que tengan una fecha de consumo amplia, es preferible comprarlas solo si sabes que las vas a abrir ese mismo día o al siguiente. Cuanto más frescas estén, menos riesgo hay de que se estropeen. Como siempre, ir a la compra con una cierta idea de los menús de la semana o de la organización de las comidas en casa, ayuda a no desperdiciar comida.

4. El truco del papel de cocina

El gran enemigo de los alimentos frescos, más aún de los vegetales crudos, es la humedad. Las hojas se ponen mustias, blandurrias y rápidamente pueden desarrollar moho, además de malos olores o sabor incomestible.

La humedad puede aparecer incluso en la bolsa cerrada por condensación. Para evitarlo, un truco sencillo es colocar dentro una o dos hojas de papel absorbente de cocina, incluso nada más llegar a casa, antes de consumirla.

5. Pásalas a otro recipiente mejor

Combinado con el truco anterior está el recurso fácil de pasarlas a otro recipiente que ofrezca una mejor conservación, una vez abierto el envase. Un táper de calidad, limpio y desinfectado, con cierre hermético, ya es un buen apaño, pero mejor aún si tiene un sistema de envasado al vacío, como este que probamos en Directo al Paladar.

Algunos envases están diseñados específicamente para conservar de forma óptima las hojas verdes y hortalizas semejantes, ajustando la humedad, evitando encharcamientos y con filtros de carbono.

6. Consérvalas en la zona correcta de la nevera

Las ensaladas de bolsa necesitan frío, pero en su justa medida. Mucho cuidado en colocarlas en una zona demasiado interior de la nevera, pues podrían enfriarse tanto que incluso llegaran a congelarse o desarrollar escarcha.

Si es posible, deposítalas, en sus envases, dentro del cajón especial de frutas y verduras, que ofrece el ambiente y la temperatura más adecuadas para los productos vegetales. En cualquier caso, evita también exponerlas a las constantes aperturas de la nevera, y nada de colocarlas junto a manzanas u otros alimentos que desprendan etileno (uva, tomate, plátano, ciruelas) u olores fuertes.

Si eres indeciso a la hora de escoger, póntelo más fácil comprando las ensaladas que incluyan una gran parte de hojas más duras, gruesas y resistentes, que habitualmente son de color verde más oscuro. Las espinacas y la rúcula son dos grandes ejemplos, especialmente esta última. Los germinados, las flores y las lechugas más finas suelen estropearse antes.



Los ocho consejos de la OCU para envasar bien la comida y que dure más tiempo

 Envasar los alimentos no es algo evidente, ya que se trata de un proceso que tiene sus trucos y secretos y que debe realizarse correctamente para que la comida dure más tiempo en la nevera y se conserve en mejor estado.

Ahora una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) revela que uno de cada dos consumidores usa incorrectamente los envases alimentarios, lo que aumenta el riesgo de que las sustancias que los componen migren al alimento que contienen.

El estudio, realizado en colaboración con Euroconsumers a 1.048 personas de entre 18 y 74 años, pone de relieve que apenas el 47% de los encuestados  sabe el que algunos envases podrían liberar sustancias químicas cuando entran en contacto con alimentos ácidos (como el tomate troceado) y grasos (un guiso con aceite, por ejemplo), en concreto los envases plásticos.

Por otro lado, solo un 15% sabe que la migración de sustancias al alimento es más probable cuando se guarda caliente en el envase, igual que sucede cuando se emplean envases plásticos de un solo uso.

Es más, según pone de relieve la OCU, aunque solo los envases con el símbolo del microondas pueden calentarse en este electrodoméstico, el 27% de los encuestados no comprende el símbolo que garantiza su uso seguro en el microondas.

Lo cierto es que sólo un 15% de los consumidores se considera bien informado sobre el riesgo de migración química del envase al alimento que contiene. Motivo por el cual la organización solicita al Ministerio de Consumo la realización de una campaña informativa sobre el uso correcto de este tipo de envases.

Mientras tanto, la organización aprovecha para trasladar una serie de consejos prácticos que prevengan posibles contaminaciones: el primero y más importante, evitar utilizar envases viejos, desgastados o con sabor y olores raros.

También recomienda utilizar preferiblemente recipientes de vidrio, acero inoxidable o cerámica, y ante la duda, priorizar envases con el símbolo del vaso y el tenedor.

Mejor en un plato

Otro de los consejos para calentar comida en envases es evitar calentar tuppers de plástico en el microondas, y tener en cuenta que siempre es mejor en un plato. Asimismo, al calentar, respetar la temperatura máxima indicada por el fabricante.

Otro de los principios a seguir para un correcto calentamiento de la comida es no reutilizar envases de un solo uso, como por ejemplo las tarrinas de helado y las botellas de agua, por muy poco sostenible que sea.

Otra de las máximas a tener en cuenta es la necesidad de no emplear nunca envases de bambú, como los vasos tan populares para beber el té, mezclado con plástico. 

En este sentido, la organización ha detectado y denunciado además recientemente a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid la comercialización de un par de envases de plásticos mezclados con bambú, prohibidos por la legislación que pueden contener sustancias tóxicas.

Finalmente, entre sus consejos para envasar bien la comida, la OCU recomienda no usar papel de aluminio para envolver alimentos salados o ácidos.

En cualquier caso, es necesario prestar atención a un gesto tan mecánico como es el envasado de productos, ya que no se trata de un tema baladí, sino que tiene repercusiones en el estado de los alimentos e incluso en la salud de los consumidores.