"El hecho de que la mayor parte de la producción de tecnología verde se concentre en China (y haya aumentado tan rápidamente) plantea algunos problemas. Estos incluyen preocupaciones entre los gobiernos occidentales de volverse demasiado dependientes de China, así como acusaciones de que el apoyo estatal chino crea un campo de juego desigual para las empresas occidentales", plantea David Oxley, jefe de Economía Climática de Capital Economics.
Las acusaciones han llegado de varios frentes. EEUU, Alemania, dirigentes europeos... han puesto el grito en el cielo. En Bruselas hay miedo a que Europa se convierta en cierto modo en el 'prisionero verde' de Pekín. Pero la pregunta es, ¿qué hay de malo en que China venda los bienes que Occidente necesita a un precio barato? Si la inflación es el gran problema de Europa y EEUU o, al menos, uno de los más importantes, más que problema sería una solución. Ahí resuena el mantra de que 'la sobrecapacidad china viene a salvar a Occidente como ya sucedió con el material sanitario durante la pandemia'. China siempre está preparada para construir y vender a buen precio lo que el consumidor occidental demanda, en este caso coches eléctricos, paneles solares, etc. Entonces, ¿cuál es el motivo de la disputa?
El motivo principal son las industrias de Europa y EEUU y sus trabajadores. EEUU y la UE están acusando a Pekín de subsidiar sus industrias clave (las relacionadas con las energías verdes y la tecnología), generando una sobrecapacidad industrial que permite a las empresas del 'gigante asiático' vender sus productos a un precio más bajo en el resto del mundo. Durante su reciente visita a Pekín, la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, criticó a sus homólogos chinos, argumentando que los subsidios gubernamentales de China estaban generando un exceso capacidad en sectores cruciales como las energías renovables y los coches eléctricos. Tanto Yellen como la Unión Europea sostienen que esto da a las empresas chinas ventajas competitivas injustas que les permiten superar a las empresas estadounidenses y europeas para seguir ganand
China ya domina la industria mundial
China lleva años dominando la producción industrial mundial en términos de producción en paridad de poder adquisitivo. Sin ir más lejos, lo últimos datos revelan lo siguiente: China representa un asombroso 35% de la producción manufacturera bruta mundial. Esto es más que la producción combinada de Estados Unidos (12%), Japón (6%), Alemania (4%), India (3%), Corea del Sur (3%), Italia (2%), Francia (2%), y el Reino Unido. ¿Y ahora qué?
Ahora, China podría ampliar incluso su dominio ante el férreo control que ejerce sobre toda la cadena de suministro del coche eléctrico y de la producción de bienes relacionados con las energías renovables en general. "China tiene un exceso de capacidad de producción en su industria manufacturera, particularmente en la producción de coches eléctricos y baterías, equipos para la transición energética (células fotovoltaicas, aerogeneradores, etc.), acero, etc. Dado que los costes de producción son más bajos en China que en Europa y que los subsidios gubernamentales permiten a los productores chinos vender a precios bajos, existe una clara amenaza de que las empresas chinas ganen cuota de mercado de forma significativa en Europa", asegura Patrick Artus, economista de Natixis.
Christine Peltier, economista de BNP Paribas, coincide y añade que en un contexto de demanda interna en China débil y de rivalidades estratégicas, particularmente con Estados Unidos, "el gobierno chino está desarrollando aún más su política industrial para apoyar el crecimiento económico y fortalecer la 'seguridad nacional'. Se está dando prioridad a los sectores de alta tecnología y transición energética. Con un apoyo considerable del gobierno, estos sectores están ascendiendo en la cadena de valor, aumentando su capacidad de producción, reduciendo los precios de venta y ganando cuota en el mercado de exportación. Se espera que la avalancha de productos de tecnología verde provoque más conflictos comerciales en los próximos meses".
Las exportaciones de bienes de China han aumentado alimentando un superávit comercial que casi se ha duplicado desde 2019 (de 421.000 millones de dólares a 823.000 millones). Así, el peso de China en las exportaciones totales de bienes del mundo se ha recuperado en el segundo semestre de 2023, situándose en el 14,4% frente al 13,3% en 2019.
La experta de BNP cree, además, que lo 'peor' para las empresas occidentales está por venir. Peltier explica con datos que la producción industrial y la capacidad de producción en China siguen creciendo, especialmente, pero no solo, en los sectores de alta tecnología y tecnología verde. Éstos cuentan en gran medida con el apoyo del gobierno a través de una amplia gama de subsidios, incentivos fiscales, créditos con tipos de interés blandos y otras medidas financieras que están estimulando la producción de unos bienes que no tienen tal demanda interna.
Fuerte inversión de China
Como resultado de la inversión sin precedentes en los 'nuevos tres' en los últimos años, estos sectores se enfrentan ahora a graves problemas relacionados tanto con el exceso de capacidad como con el exceso de inversión, inciden los analistas de Nomura. Según las cifras que maneja el banco japonés sobre el sector de las baterías, el ratio de exceso de capacidad de las baterías nacionales chinas podría mantenerse muy por encima del 200% hasta finales de la década de 2030. La tasa de utilización de la capacidad de los productores de baterías para vehículos eléctricos se sitúa actualmente en torno al 50% y se espera que se mantenga en este nivel hasta 2030, estima el equipo encabezado por Ting Lu.
En economía esto resulta sencillo de explicar: si un país produce mucho más de lo que consume, el resultado suele ser un superávit comercial o un fuerte incremento de los inventarios o una combinación de ambas. Además, este incremento de cuota de mercado de China se ha registrado en una amplia gama de productos (no solo en tecnología y bienes relacionados con las renovables), tales como bienes de consumo de bajo valor añadido, como muebles y juguetes, productos químicos y plásticos orgánicos, vehículos, maquinaria y equipos eléctricos y electrónicos, y sus piezas.
No obstante, la economista de BNP Paribas asegura que han sido particularmente impresionantes para los vehículos eléctricos (con volúmenes de exportación multiplicados por 7 entre 2019 y 2023 y por 1,7 en 2023), los paneles solares (las exportaciones se multiplicaron por 5 entre 2018 y 2023) y las baterías de litio. "La avalancha de productos chinos ha generado (y va a generar) crecientes preocupaciones entre los empresarios industriales y los gobiernos de Estados Unidos, la Unión Europea y ahora los países emergentes, y es probable que conduzca a nuevas confrontaciones comerciales en los próximos meses", sentencia Peltier.
"Los signos más claros de exceso de capacidad en la tecnología verde se encuentran en la industria solar. Por ejemplo, los 750 GW de paneles que se espera que se produzcan en China este año no están muy lejos de lo que la AIE calcula que debería ser la producción mundial en 2030 según su hipótesis de producción neta cero. Y lo que es más sorprendente, es probable que la producción aumente otro 25% en esta década. Además, los 500 GW de paneles "excedentarios" que parece que se fabricarán este año (véase el gráfico 2) son casi cuatro veces la nueva capacidad solar instalada fuera de China en 2023", apuntala Oxley, de Capital Economics.
El precio por vatio de los paneles solares se ha reducido a más de la mitad desde mediados de 2022 a medida que la producción china ha aumentado. Por lo general, China solo consume entre el 30% y el 40% de su producción anual y, por lo tanto, a medida que aumente su capacidad de producción, el número de paneles que buscan un hogar en el extranjero también aumentará considerablemente. Otro ejemplo revelador lo dan desde el think tank Atlantic Council: la UE importa de China alrededor del 29% de sus aerogeneradores y componentes y aproximadamente el 68% de sus bombas de calor.
Europa se ve amenazada por China
Artus, de Natixis, cree que "Europa se está viendo amenazada por un aumento significativo de las cuotas de mercado de los productores chinos en su mercado interno. La reacción natural de los países europeos y de la Comisión Europea es proteger el mercado europeo (mediante aranceles y cuotas de importación de productos chinos). A menudo nos referimos a la teoría de la protección de las industrias emergentes: es legítimo proteger una industria que queremos desarrollar pero que está rezagada respecto de otros países. Pero el problema es que esta teoría no es adecuada para analizar las relaciones entre Europa y China", asegura el experto de Natixis. La industria europea ya es madura y la única forma de protegerla sería aprobar beneficios fiscales sine die.
"Europa no puede producirlo todo. La conclusión que se desprende de lo anterior es que la protección contra los productos chinos sólo puede aplicarse a un pequeño número de productos verdaderamente estratégicos. Si se extiende a todas las importaciones procedentes de China, habrá un coste para el consumidor europeo (si se utilizan aranceles) o un coste para las finanzas públicas de los países europeos (si se utilizan subsidios)", sentencia el experto de Natixis.
"Es difícil ver cómo la preocupación occidental por el exceso de capacidad china se resolverá a nivel macroeconómico hasta que China no impulse la demanda interna", reconoce Oxley. "El grueso de las exportaciones chinas de tecnología verde se destina al bloque liderado por Estados Unidos, y seguirá siendo responsabilidad de estas grandes economías absorber los volúmenes adicionales que se produzcan. En resumen, aunque en las capitales occidentales se intensificará la preocupación por el exceso de capacidad chino, la considerable ventaja de costes de China en la producción de tecnología verde hará que a los gobiernos occidentales les resulte difícil contener la marea", concluye el analista de Capital Economics.
"No hay indicios de que Pekín vaya a abordar seriamente las preocupaciones europeas. Es probable que las subvenciones chinas sigan distorsionando el mercado europeo y que los productos chinos amenacen con inundar Europa ante el exceso de capacidad en China. Pekín redoblará sus insinuaciones diplomáticas y sus mensajes positivos sobre la 'complementariedad' de las economías china y europea, al tiempo que aprovechará cualquier oportunidad para abrir brechas entre los Estados miembros. Mientras tanto, Pekín seguirá haciendo de-riksing (reducción de riesgos, reducción de la dependencia) con su propia economía, invirtiendo en la autosuficiencia en la fabricación y en las cadenas de suministro de tecnología avanzada, de forma que se profundicen los retos existentes para la industria europea", cierra el panel de expertos liderado por Jörn Fleck, director senior del Centro Europeo del Atlantic Council.