jueves, 15 de julio de 2021

La OCU advierte de los riesgos de un mal uso de las apps médicas de los smartwatches

 

La organización de consumidores alerta de que los datos de los relojes inteligentes pueden provocar un estado de ansiedad a sus usuarios

Estamos acostumbrados a que los más modernos relojes inteligentes como el Apple Watch incorporen todo tipo de avanzados sensores capaces de monitorear nuestro estado de salud. Desde detectar nuestros niveles de oxígeno en sangre, pasando por la lectura de nuestro ritmo cardíaco sin olvidarnos del registro de la calidad de nuestro sueño. Y esto sólo es el principio, porque se espera que muy pronto estos gadgets puedan calcular nuestro nivel de azúcar en la sangre, una herramienta que resultará fundamental para los diabéticos. Pese a las bondades de estas nuevas tecnologías para preservar nuestro bienestar, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha alertado sobre los riesgos de una mala interpretación de las funciones médicas de los smartwatches por parte de sus usuarios.

Uno de los efectos perniciosos de estar pendientes de las notificaciones de salud que nos envían los relojes inteligentes son sumirnos en un estado casi permanente de ansiedad por temor a que los resultados puedan indicar un posible problema médico. Una circunstancia agravada este año por el temor que existe ante un posible contagio de coronavirus, explica la OCU en su revista Compra Maestra de junio.

Y todo ello sin tener en cuenta que, en contra de lo que pudiera parecer, este tipo de autodiagnósticos ofrecen resultados muy limitados desde un punto de vista médico, advierte la organización de consumidores. Todo ello provocaría que los usuarios se expongan a todo tipo de pruebas de salud en los centros sanitarios que son totalmente innecesarias. Y no nos olvidemos que una información tan personal y sensible como los datos referentes a nuestro estado físico estén en manos de tecnológicas que podrían llegar a comerciar con ella.

Por tanto, la OCU propone optar por relojes inteligentes sin tantos medidores de salud y que son mucho más baratos. De hecho, se pueden conseguir smartwatches totalmente operativos por 50 euros. Un precio que contrasta con los 300 o más euros que pueden costar los modelos más avanzados. Además, como ventaja extra por no incorporar estos sensores, las baterías de estos dispositivos de muñeca también duran mucho más que los anteriores. Y es que en tecnología, como se puede comprobar, en ocasiones menos es más.



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