jueves, 15 de julio de 2021

El dilema de quedarse en WhatsApp: ¿a qué renuncias para hablar con la gente que te importa?

 

En Facebook compartimos lo que queremos que sepa el mundo, y los anunciantes lo aprovechan. En WhatsApp, un sistema más privado, el modelo de negocio se complica. Pero Zuckerberg tiene un plan

Los cambios en WhatsApp se producen de forma lenta y soterrada, como movimientos telúricos. Se ensayan en silencio, se gestan durante meses sin hacer mucho ruido. Pero de vez en cuando emergen a la superficie noticias que forman pequeños terremotos. El más intenso sacudió nuestras pantallas en enero de 2021. Fue entonces cuando WhatsApp anunció un cambio en su
política de privacidad en virtud del cual compartiría datos con Facebook, su empresa matriz. Lo comunicó con un mensaje que sonaba ambiguo y confuso. Pensó que el usuario medio perpetuaría el hábito más común de internet: asegurar que había leído las condiciones de uso (sin haberlo hecho) y que

asegurar que había leído las condiciones de uso (sin haberlo hecho) y que estaba de acuerdo con ellas. No fue así. Muchos usuarios migraron a sistemas de mensajería como Signal o Telegram. Otros propagaron bulos por sus chats de WhatsApp, exagerando las intenciones de la empresa. La cacofonía hizo incomprensible el mensaje y la compañía se vio obligada a posponer, primero, y matizar, después, su decisión. Los movimientos, sin embargo, continuaron bajo la superficie.







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