miércoles, 7 de julio de 2021

El asma, una patología heterogénea que afecta a 3 millones de personas en España1

 En la actualidad, más de 235 millones de personas en todo el mundo sufren asma, siendo además la enfermedad crónica más frecuente en niños.2 En España, la cifra de afectados se sitúa entorno a los 3 millones.1 

Pese a que su tasa de letalidad del asma no es muy alta en comparación con otras enfermedades crónicas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2005 fallecieron unas 255.000 personas por esta causa en todo el mundo. Un problema añadido radica en que, a menudo, el asma no se diagnóstica correctamente ni recibe el tratamiento adecuado, teniendo de esta manera una importante influencia en la calidad de vida de los pacientes y sus familias.2

El asma es un síndrome heterogéneo, que incluye diferentes fenotipos clínicos. Estos pueden tener síntomas similares, pero etiologías distintas. Por esta razón, es complicado dar una definición precisa de la patología. Bajo este el término “asma” se incluyen enfermedades inflamatorias crónicas de las vías respiratorias, en las que intervienen diversas células y mediadores de la inflamación, y que suelen estar condicionadas por factores genéticos.3

Entre sus manifestaciones clínicas más característicos se encuentran la hiperrespuesta bronquial (HRB) y la obstrucción del flujo aéreo. En el diagnóstico deben tenerse en cuenta síntomas como siblilancias, disnea o dificultad respiratoria, tos y opresión torácica.3

Prevalencia del asma alérgico

Entre los principales factores de riesgo del asma, además de la predisposición genética, podemos citar la exposición ambiental a sustancias y partículas que, al inhalarse, desencadenan reacciones alérgicas. De hecho, se estima que dos tercios del total de casos de asma tiene un origen alérgico.2,4

La prevalencia de este tipo de asma varía enormemente en función de los diferentes países y regiones. Cabe destacar que las enfermedades alérgicas siguen una tendencia creciente especialmente en los países desarrollados, aunque no se conoce con precisión cuál es la causa.5
Los agentes alérgenos pueden encontrarse tanto en el interior de las viviendas (ácaros o caspa de animales) como en el exterior (pólenes, mohos, contaminantes atmosféricos o el humo del tabaco). Otros desencadenantes de asma pueden ser el frío, las emociones fuertes o el ejercicio físico.2 

La rinitis como factor de riesgo

Existen diferentes pruebas que señalan la rinitis como un factor de riesgo para el desarrollo de asma, tanto en pacientes alérgicos como no alérgicos. De hecho, más del 90 % de las personas con asma tiene rinitis asociada. Hay estudios que demuestran que la falta de tratamiento de la rinitis puede desembocar en un asma peor controlado y con mayor riesgo de exacerbaciones.4 

Además, se ha demostrado que el tratamiento con inmunoterapia frente a la rinitis alérgica reduce los síntomas del asma en niños hasta dos años después del tratamiento. De esta forma, podemos señalar que el tratamiento de la rinitis previene la aparición de asma, poniendo de manifiesto la necesidad de un tratamiento en conjunto de toda la vía respiratoria (desde la nariz hasta los bronquios


).4,


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