jueves, 20 de octubre de 2022

CAPÍTULO 01 y 02 de como está el planeta Al mal aire, hay que darle calle

 

El futuro del planeta nos concierne a todos. El trayecto para conseguir los retos de sostenibilidad será más ameno y corto si lo recorremos juntos, ya sea con los vecinos de nuestro bloque, las compañeras del instituto, los amigos de aquagym o las colegas de los jueves para jugar a las cartas. También, con organizaciones y empresas enfocadas en superar el desafío de la transición energética para que iluminar nuestras viviendas o mover nuestros vehículos no perjudique el entorno. Una transformación global que obliga a reinventarse y a cambios de hábitos profundos.

Debemos concienciarnos contra el cambio climático, reflexiona Chuty en Dale calle a la Huella. Lo cierto es que el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés) avala sus palabras. Este documento elaborado por 235 científicos de todo el mundo y publicado en abril de 2022, advertía que las emisiones debían reducirse a la mitad para 2030. Esa era la única manera de frenar el aumento de la temperatura un 1,5 ° C más a nivel global.

Las consecuencias del cambio climático ya están aquí: más calor, alteraciones en las lluvias o en la duración de las estaciones climatológicas, subidas en el nivel del mar… Efectos que se notaron ya en 2015, cuando la Asamblea General de la ONU aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Ese plan de acción a favor de las personas y el planeta se convertía en la hoja de ruta de los próximos tres lustros con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El ODS 13 estipulaba que la acción por el clima se convertía en uno de sus retos.

Y juntarnos todos para cambiar nuestros hábitos, insiste el boss del freestyle. No queda otra que transformarse. Si reflexionamos, ya hemos empezado a modificar nuestra manera de retirar la basura de nuestras casas o la de movernos. Ahora hay más probabilidades de tener cerca nuestra botella térmica favorita y nos cuesta más recordar la última vez que compramos una de agua mineral. De manera progresiva, se incorpora a nuestra vida la movilidad eléctrica con patinetes, bicicletas o coches. Empiezan a verse placas solares en los tejados de los edificios o antes de ir al supermercado, nos paramos a buscar la bolsa de tela. Cambiamos nosotros y cambian nuestras casas.

Y las oficinas en las que trabajamos. Porque las empresas y las organizaciones también se transforman. En el día a día, y con el ojo puesto en el futuro. No hay entidad que escape a las cuestiones medioambientales pero las del sector energético cobran un especial protagonismo. Su reinvención es tanto interna como externa, ya que afecta al servicio que ofrece a sus clientes y a la sociedad.

O este planeta no volverá a ser el mismo, remata Chuty. Empresas como Naturgy coinciden con el rapero: los retos medioambientales son una oportunidad para crecer y requieren compromiso y talento. Pero, ¿cómo lograrlo? Aceptando los cambios. En el caso de Naturgy, su modelo de negocio, centrado en la creación de valor, está comprometido con el desarrollo sostenible de la sociedad, garantizando el suministro de energía competitiva, segura y con el máximo respeto al medio ambiente.

El plan de futuro de Naturgy, recogido en el Plan Estratégico 2021-2025, se basa en cinco pilares. Primero, el del crecimiento, que debe ser sostenible a nivel climático y financiero. Segundo, con foco irrenunciable en la energía renovable y en las redes. Tercero, no renunciar a ser los mejores del sector, con el avance continuo siempre en el horizonte. Cuarto, con una cultura corporativa que cuida a su personal y a todo aquel que, en algún momento, interactúe con Naturgy. Las personas, en el centro.

Y, por último, el medioambiente, la sociedad y la gobernanza (criterios ASG) vertebran todo este proyecto. Así, para 2025, la empresa tiene como objetivo reducir las emisiones netas de CO2 en un 24%, hasta que sean cero en 2050. También quiere un 40% de mujeres directivas en la corporación. Estos criterios ASG son un asunto tan serio para Naturgy que el 10% de la retribución del equipo directivo se vincula a su consecución.

Volvamos a Chuty. Decía que al mal aire hay que darle calle, no protagonismo. El refranero español, fuente de sabiduría infinita, también nos recuerda que no dejes para mañana, lo que puedas hacer hoy. Por eso, Naturgy ha convertido la sostenibilidad en su eje vertebrador. Su Plan de Sostenibilidad para el periodo 2021-2025 se construye sobre palancas como la integridad, la oportunidad de los retos medioambientales, la experiencia de cliente, el compromiso, la innovación y la responsabilidad social. Los 74 objetivos de este documento tienen como finalidad contribuir a la Agenda 2030, con líneas de acción que incluyen prácticas de buen gobierno, la digitalización, la calidad de los servicios y la vulnerabilidad energética.

También, favorecer una transición justa que no deje a nadie atrás. El cierre progresivo de sus centrales térmicas de carbón se realiza a la vez que la implementación de planes de acompañamiento para fomentar la actividad económica de la zona. Por ejemplo, en la antigua central de La Robla, en León, ya se ha proyectado una planta fotovoltaica y un electrolizador para producir hidrógeno verde que cubrirá el consumo local.Inyectará gas a la red y posibilitará una futura exportación hacia el noroeste de Europa.

¿Se pueden cuantificar todos estos esfuerzos? En cifras, la empresa ha reducido su huella de carbono un 9% en emisiones directas e indirectas entre 2017 y 2021. Se han marcado objetivos de inversión en renovables de 8.700 millones de euros y otros 4.100 millones para las redes de distribución. Y ha incrementado la potencia instalada de sus renovables hasta alcanzar el 33% en 2021.

Para crecer de manera sostenible para beneficio de las generaciones presentes y futuras, el compromiso con el desarrollo económico y social es fundamental. Su Plan de Vulnerabilidad Energética tiene entre sus metas paliar situaciones de pobreza, por ejemplo, con la consolidación del Fondo Solidario de Rehabilitación Energética. También, en la participación de proyectos europeos para identificar la pobreza energética o la presencia activa en el consejo asesor de la Cátedra Energía y Pobreza de la Universidad de Comillas. Otras iniciativas ponen en el centro la innovación, como Darwin, para el desarrollo de una nueva plataforma digital de venta de energía.

El que adelante no mira, atrás se queda, advierte otro refrán. El planeta no admite ni un solo paso atrás. Transformación, compromiso e innovación son las bazas que tenemos para luchar contra el cambio climático. Y, por lo pronto, a la huella, calle.

CAPÍTULO 02

En el agua de abril, cada gota vale por mil

Nos maravilla porque nos quita la sed, nos alivia, nos refresca, nos limpia, nos calma después de llorar. Nos deleita cuando nadamos en una playa de mil azules. Origen y sustento de la vida, la existencia es inconcebible sin ella. Constituye el 70% del cuerpo humano. Si acabásemos en una isla desierta, podríamos aguantar semanas sin comer, pero no más de cuatro días sin beber agua potable. A pesar de su importancia, el cambio climático ya ha alterado los ciclos de las lluvias y las sequías más prolongadas son una amenaza cada vez más real. Incluso algunos expertos aseguran que las guerras del futuro serán por ella. El agua, cómo no nos va a maravillar.

En el agua de abril, cada gota vale por mil recuerda Chuty en la segunda estrofa de Dale calle a la huella. Durante siglos, este mes ha resultado trascendental para la siembra en los campos. Sin lluvia o agua que los riegue, se complica más que los terrenos cumplan con sus ciclos naturales. Y, por desgracia, el cambio climático también amenaza con arramblar con este refrán. Las Naciones Unidas, en un informe de 2022, aseguran que las continuas sequías han afectado a 1.400 millones de personas en el mundo en las dos últimas décadas. Desde el año 2000, se prolongan hasta un 30% más. Si África tenía el triste honor de haberlas acaparado durante décadas, ahora se expanden por Asia y Europa.

Las predicciones inquietan porque en poca agua, poco se navega. Se estima que para 2050, las sequías podrán afectar a más de las tres cuartas partes de la población mundial y sus consecuencias pueden obligar a emigrar a 216 millones de personas. Abrir el grifo sin resultado alguno o que el agua que sale no infunda confianza para su consumo son realidades contra las que luchan millones de personas desde hace años. Por eso, en 2015, la Asamblea General de la ONU fijó entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) el acceso al agua limpia y saneamiento (ODS6) y el cuidado de la vida submarina (ODS14)

Y valdrá por mucho más si esto continúa así. Chuty no rapea por rapear ya que los números respaldan su rima. Las reservas hídricas españolas, a finales de junio de 2022, estaban al 45,3% de su capacidad según el Boletín Hidrológico del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco).

El agua forma parte de nuestro capital natural, ese inventario de recursos renovables y no renovables. Es imprescindible en el funcionamiento de los ecosistemas, como la polinización, la regulación del clima, la filtración del aire, la producción de alimentos o el control de erosión. Todo aquel que pertenece a un entorno tiene el deber de salvaguardarlo y las empresas que operan en un territorio deben adquirir unos compromisos para cuidarlos. En esta línea, compañías como Naturgy consideran un objetivo más en su organización el respeto por el capital natural y la biodiversidad en los lugares donde operan. Desde medir el impacto de su actividad en el entorno hasta implicarse en iniciativas de estudio y recuperación forman parte de este compromiso.

Por culpa de las olas de calor y la sequía, concluye Chuty en esta segunda estrofa. Por eso, hay que agudizar el ingenio en la lucha contra el cambio climático, para que en abril, aguas mil siga vigente. Una de las soluciones pasa por mirar al mar y al viento para producir energía. ¿Te imaginas una plataforma eólica que flote sobre el océano siempre a la búsqueda de las mayores corrientes de viento para producir energía limpia?

En diciembre de 2021, se aprobaba la ‘Hoja de Ruta de la eólica marina y las energías del mar’. En ese documento, se prevé el desarrollo de hasta 3GW de potencia eólica marina hasta 2030. Viento y mar como las grandes bazas. Hasta hace unos años, su desarrollo era escaso: cimentar de manera fija instalaciones en profundidades tan elevadas era un escollo difícil de salvar. Pero los avances en tecnología flotante han propiciado que esta realidad ya esté aquí.

De hecho, varias empresas energéticas trabajan para conseguirlo. En esta línea, Naturgy firmó un acuerdo con la noruega Equinor para propulsarla en España. ¿Por qué? Porque Naturgy ya cuenta con bastante camino recorrido en el desarrollo de la eólica terrestre mientras que los noruegos han demostrado ser líderes en tecnología flotante. Como subrayó el director general de Renovables, Nuevos Negocios e Innovación de Naturgy, Jorge Barredo, “el desarrollo de la eólica flotante abre una ventana de oportunidad muy relevante a España ya que permite aprovechar emplazamientos más alejados de la costa, con excelente recursos eólicos, y ejercer como tractor de la economía a través de sectores como el naval o el civil”. Porque viento que sopla de tierra, en el mar da poca guerra. Toca aprovecharlo que, no se olvide, el agua fue, es y será sustento de la vida.



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