viernes, 31 de diciembre de 2021

La contabilidad emocional en las inversiones

 Todo el mundo sabe por experiencia que perder dinero duele. De hecho, sabemos intuitivamente que la sensación negativa que genera una pérdida es mayor que la sensación positiva que genera una ganancia de igual magnitud. Este fenómeno fue analizado por los psicólogos israelíes Kahneman y Tversky en su “teoría de las perspectivas” en 1979. Ellos Lllegaron a estimar que las pérdidas nos producen el doble de dolor que la alegría que nos generan las ganancias de igual magnitud. Es decir, que el malestar de ir por la calle y perder 50 € no equivale a la alegría de ir por la calle y encontrarse 50 €; tendríamos que encontrarnos 100 € para sentir el mismo impacto emocional. Esta asimetría en las emociones es un sesgo de la conducta humana llamado aversión a las pérdidas y es especialmente notable en el terreno de la inversión.

Esta diferencia entre las sensaciones que provocan las ganancias y las pérdidas no es anecdótica; puede tener un impacto muy real en la rentabilidad que obtenemos. Nos puede hacer vender y materializar las pérdidas, es decir transformar una pérdida teórica en real. Sin embargo, debemos saber que estas pérdidas son parte de un camino en el que a largo plazo sí que generaremos beneficios. Entonces, ¿qué es lo que debemos hacer para lograr esto último? Idealmente, evitar consultar la evolución de nuestra inversión con mucha frecuencia.

¿Cada cuánto debo mirar cómo va mi fondo?


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