viernes, 17 de septiembre de 2021

Trucos para alargar la vida de sartenes y cazuelas

 Las sartenes, cazuelas y cacerolas que usamos a diario en nuestras cocinas necesitan un mantenimiento, no solo para que se encuentren en óptimas condiciones a la hora de darles uso sino también para poder alargar su vida útil. Con estos trucos que te dejamos, podrán seguir prestando servicio durante mucho más tiempo.

 

Cómo alargar la vida de utensilios de acero inoxidable

 

El acero inoxidable es uno de los materiales más extendidos en sartenes y cazuelas, por lo que hay numerosas soluciones para alargar su vida útil. Estas son algunas de ellas:

 

  • Espera a que se enfríe: muchas veces, tendemos a poner bajo el grifo de agua la sartén o la cacerola cuando aún está caliente. Sin embargo, esos cambios bruscos de temperatura son muy negativos para estos utensilios. Es mejor esperar a que se enfríen por completo antes de lavarlas.

 

  • Mejor a mano que en lavavajillas: sobre todo las sartenes, es preferible fregarlas a mano que hacerlo en lavavajillas. Debemos usar un estropajo suave y evitar detergentes abrasivos. Con ello mantendremos durante mucho más tiempo la capa antiadherente que llevan.

 

  • Usar utensilios de madera: a la hora de remover alimentos o servirlos, hay que huir de utensilios metálicos, que pueden deteriorar las sartenes y las ollas. Lo mejor es utilizar productos de madera, mucho más delicados con las superficies.

 

  • A cada sartén o cacerola, su fuego: normalmente, disponemos de fuegos de diferentes tamaños, ya sea de gas o eléctricos. Cuando vayamos a cocinar, es mejor adecuar el tamaño de la sartén o cacerola al fuego que vayamos a usar. ¿Qué quiere decir? Pues que si vamos a usar una sartén pequeña, no la pondremos sobre un fuego más grande que su diámetro. En primer lugar, porque vamos a perder calor y a gastar más energía. Y, en segundo lugar, porque ese exceso de fuego (sobre todo cuando se trata de cocinas de gas) va a deteriorar los laterales de nuestros utensilios.
  • Cuidado a la hora de guardarlas: por regla general, tendemos a apilar estos utensilios. Si lo hacemos así, es conveniente que utilicemos separadores de tela o fieltro para evitar que las de arriba estropeen las de abajo.

 

Una limpieza correcta

 

A la hora de limpiar estos utensilios, lo más importante es conocer con qué material están fabricadas, ya que, dependiendo de si se trata de acero inoxidable, hierro fundido o esmaltado, los trucos a aplicar serán diferentes. ¡Vamos a verlo!

 

  • Para acero inoxidable: si se trata de utensilios de acero inoxidable, el ácido cítrico que contiene el limón es perfecto para eliminar manchas. Solo tenemos que echar un par de cucharadas de zumo de limón en la sartén o cacerola que queramos limpiar y añadir agua hirviendo. Dejamos actuar unos minutos y aclaramos con agua fría. La mezcla de bicarbonato y vinagre blanco (5 cucharadas de bicarbonato y 2 de vinagre blanco de limpieza) también es una excelente opción.

 

Podemos utilizar también productos específicos para la limpieza y desengrasado de hornos. Solo hay que seguir las instrucciones del producto, dejar actuar el tiempo indicado y fregar con un estropajo. Y si buscamos un producto barato y que siempre tengamos en casa, nuestra elección será la sal fina: actúa como una especie de “exfoliante”, por lo que solo hay que cubrir con sal la parte inoxidable y dejar actuar durante una hora antes de usar un estropajo.

 

  • Para hierro fundido: el truco del limón y de la sal fina también se puede aplicar a los utensilios de hierro fundido pero, además, podemos utilizar cristales de soda (los venden en supermercados) mezclados con agua caliente, que dejaremos reposar durante toda la noche en contacto con nuestra sartén o cacerola. Si lo que tenemos es un utensilio de este material que se ha oxidado, podemos usar un papel de lija para quitar el óxido y, a continuación, aplicaremos aceite de oliva con un paño o un trozo de papel absorbente.

 

  • Para esmaltados: si nuestros utensilios tienen un acabado esmaltado, podemos usar la solución del limón o, incluso, lejía diluida en agua para quitar las manchas. ¡Recordad! La lejía solo la usaremos en el exterior de sartenes y cacerolas esmaltadas. Para el resto de materiales, la lejía es muy corrosiva y evitaremos su uso.


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