domingo, 19 de septiembre de 2021

El sistema de diques no logra proteger a Venecia de las inundaciones por un error en las previsiones

 Con la puesta en funcionamiento del Mose, un gigantesco sistema de diques mecánicos que se probó con éxito hace apenas un mes, Venecia estaba segura de que ya había resuelto su gran problema con el acqua alta. Sin embargo, la marea más alta del 2020 —que alcanzó los 138 centímetros— y un viento que no daba tregua acabaron con ese sueño, al inundar este martes gran parte de la ciudad sin que los nuevos diques lo impidieran. El sistema sigue en pruebas hasta finales del año que viene.

La jornada será recordada como una pesadilla para los venecianos, que vieron cómo de nuevo entraba el agua dentro de sus habitaciones y actividades comerciales. Al escuchar las sirenas revivieron el ansia de la gran inundación del año pasado, convertida en la antesala de la desolación que están viviendo en los últimos tiempos a causa de la pandemia.

comerciantes y vecinos de las zonas de Rialto y la plaza de San Marcos se encontraban el miércoles por la mañana muy molestos. Todos se preguntaban por qué motivo no se accionó el enorme sistema de diques ideado para separar la vieja urbe anfibia del mar Adriático. El Mose (acrónimo de Módulo Experimental Electromecánico, en sus siglas italianas), formado por 78 compuertas amarillas instaladas en el fondo del mar, se puso en marcha hace poco más de un mes. Sin embargo, se encuentra todavía en una fase de pruebas, ya que la obra no terminará de forma definitiva hasta finales de 2021. El sistema está pensado por ahora para que los diques se levanten solo con una marea de 130 centímetros. De modo que el problema esta vez tiene varias causas.

En primer lugar, se cree que el Consorcio Venezia Nuova (concesionario del Ministerio de las Infraestructuras para la realización del Mose) no evaluó correctamente la previsión de la marea, tal y como explica Georg Umgiesser, jefe del departamento de investigación marítima del Instituto de Ciencias Marinas: “Evidentemente, el Mose no fue accionado por un problema político. El viento y la previsión de la marea no pueden depender de la burocracia”.

El Centro de Previsión de las Mareas de Venecia había previsto desde el lunes una marea de 125 centímetros para el 8 de diciembre. Una cifra suficiente para inundar gran parte de la ciudad que no se tuvo en cuenta. Además, debido a los fuertes vientos provenientes de Croacia, la previsión se modificó y se fijó en 135 centímetros para las tres de la tarde y 145 centímetros para las cuatro y cuarenta de la tarde. El mal tiempo y viento contribuyeron a empeorar las cosas. Pero era ya demasiado tarde para levantar el Mose: se necesitan 48 horas de preaviso, necesarias para poner en marcha los técnicos e ingenieros responsables de alzar las compuertas.

El director del Centro de Prevención de las Mareas, Alvise Pipa, señala que las previsiones que tenían apuntaban “a varios días de alarma”. Según Pipa, el Consorcio Venezia Nuova cuenta con otro sistema de previsión de las mareas “diferente al nuestro”. Este experto recuerda que el ente que dirige, creado a principios de los años 70 por el Ayuntamiento de Venecia, garantiza a los ciudadanos la máxima información sobre las mareas y un servicio de alarma que utilizan las sirenas y los boletines diarios.

Críticas de los comerciantes

Los comerciantes critican la falta de efectividad de un sistema en el que el Gobierno ha invertido miles de millones de euros y que llevan esperando muchos años. “No haber alzado el Mose es una gran pena. Llevamos 50 años esperando que la gran obra defienda Venecia de las aguas altas y por mera burocracia, de nuevo, nos vemos con las botas puestas y a la carrera para intentar salvar el género”, dice Gino Maschiari, propietario de una antigua tienda de especias en la zona de Rialto. Vive a solo diez minutos de su comercio, pero ayer vivió momentos de angustia para salvar todo el género del acqua alta, apunta.

La Basílica de San Marcos, como casi siempre en estos casos, se llevó la peor parte. “La inundación ha sido dramática, los daños son graves, muy graves”, dice el primer procurador del templo, Carlo Alberto Tesserin. El agua salada inundó el vestíbulo y la nave central del templo, para luego evaporarse, subir por los muros, corroer el mármol, los mosaicos bizantinos y romper todo a su paso, como un cáncer. Mientras, los venecianos siguen esperando que un sistema que de verdad les proteja de las inundaciones.



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