jueves, 10 de septiembre de 2020

 

El sexo de las células

Hallazgos recientes ratifican las diferencias entre las genéticas femenina y masculina

Placas de Petri con células analizadas en el Centre de Regulació Genòmica (CRG) de Barcelona. / ALBERT BERTRAN

¿Es buena idea probar un fármaco en unas células solo masculinas o solo femeninas cuando ese remedio se suministrará luego a personas de ambos sexos? Esto es lo que ocurre actualmente en la mayoría de los experimentos, pero algunos científicos creen que no es prudente. Tanto en Europa como en Estados Unidos se están dando pasos para conseguir que haya igualdad incluso en los tejidos usados en los laboratorios.

Así lo pide Horizonte2020, el programa de financiación de la ciencia de la Unión Europea, que el año pasado empezó a seleccionar expertos capaces de evaluar si los proyectos que piden fondos cumplen esa igualdad. En octubre del 2014, el Instituto Nacional de Salud (NIH) de EEUU empezó una política similar, con una asignación de 10,1 millones de dólares, para equilibrar el género en los proyectos que financia.

Placas de Petri con células analizadas en el Centre de Regulació Genòmica (CRG) de Barcelona. / ALBERT BERTRAN

¿Es buena idea probar un fármaco en unas células solo masculinas o solo femeninas cuando ese remedio se suministrará luego a personas de ambos sexos? Esto es lo que ocurre actualmente en la mayoría de los experimentos, pero algunos científicos creen que no es prudente. Tanto en Europa como en Estados Unidos se están dando pasos para conseguir que haya igualdad incluso en los tejidos usados en los laboratorios.

Así lo pide Horizonte2020, el programa de financiación de la ciencia de la Unión Europea, que el año pasado empezó a seleccionar expertos capaces de evaluar si los proyectos que piden fondos cumplen esa igualdad. En octubre del 2014, el Instituto Nacional de Salud (NIH) de EEUU empezó una política similar, con una asignación de 10,1 millones de dólares, para equilibrar el género en los proyectos que financia.

Estos movimientos se deben en parte a un alud de hallazgos que han ampliado el rango de diferencias en el funcionamiento de las células masculinas y femeninas. Entre otros, dos trabajos publicados en Nature y Nature Communications el año pasado por un equipo internacional del que forma parte Fátima Gebauer, investigadora del Centre de Regulació Genòmica (CRG) de Barcelona. Los artículos han revelado que la célula dispone de maquinarias distintas para extraer información de los cromosomas masculinos y femeninos.

TAMBIÉN EN MINORÍAS / Desde siempre se han esgrimido abstractos argumentos científicos para justificar la discriminación entre los sexos. Sin embargo, solo recientemente se ha empezado a prestar atención a las muy concretas diferencias de salud entre hombres y mujeres. No fue hasta 1993 cuando el NIH consagró que los ensayos clínicos de fármacos debían hacerse no solo con varones blancos, sino también con mujeres y representantes de minorías. De esta manera, se pensaba atajar la mayor incidencia de efectos adversos de algunos fármacos en las mujeres.

Sin embargo, este problema persiste, y las diferencias en salud siguen siendo macroscópicas: por ejemplo, las mujeres sufren el doble de alzhéimer que los varones, y estos el doble de Parkinson que ellas. Y el humo del tabaco también provoca más cáncer de pulmón en ellas. Por esto, ahora Europa y EEUU piden que el sexo se tenga en cuenta también en las fases preclínicas, es decir, en los estudios con ratas y con células.

«Tradicionalmente se ha pensado que los cromosomas sexuales influían en los tejidos reproductivos, que a su vez producían hormonas que causaban efectos en otros tejidos: por ejemplo, la testosterona, que hace que los músculos de los hombres sean más grandes», explica Neil Bradbury, profesor de Fisiología de la Chicago Medical School y autor en 2014 de un artículo titulado ¿Cuál es el sexo de tus células?» Los cromosomas sexuales son porciones de ADN en forma de XX en las células femeninas y de XY en las masculinas. Aparentemente, es la única diferencia entre los dos tipos de células.

«Pero ahora vemos que las diferencias en las células son intrínsecas e independientes de las hormonas. Por ejemplo, una célula del hígado masculino funciona de manera distinta a una del femenino. El hígado es justamente uno de los lugares donde se elimina la toxicidad de los fármacos», explica. Por esto, sería esencial que las investigaciones utilizaran células de ambos sexos, lo que actualmente no se tiene en cuenta en la mayoría de los casos. La influencia de los cromosomas sexuales sería enorme en la maquinaria celular. «La célula fabrica una de cada 20 proteínas que necesita para sus funciones a partir de órdenes contenidas en los cromosomas sexuales», afirma Bradbury.

Los estudios de Fátima Gebauer se han centrado precisamente en esas órdenes. Al tener las mujeres dos cromosomas X, teóricamente deberían generar el doble de material genético que los hombres, que tienen solo uno. Esto mataría la célula, que por el contrario dispone de una maquinaria de «compensación de dosis» que iguala el material producido. Gebauer y sus colaboradores han estudiado cómo funciona esta maquinaria en la mosca Drosophila, donde los detalles son distintos, pero el problema es el mismo.

LA PROTEÍNA / «Hemos descubierto una proteína que está en la misma cantidad en las células de ambos sexos, pero que actúa de manera opuesta», dice Gebauer. La proteína, llamada UNR, es una pieza clave del complejo de moléculas que lleva a cabo la compensación de dosis. En los machos, la UNR activa el proceso que promueve la transcripción de los genes de los cromosomas sexuales. Por contra, en las hembras actúa como inhibidor de ese complejo.

«Esta proteína está presente en otros muchos procesos y es ca

Configuración  si igual en nuestras células, por lo que se puede sospechar que habrá diferencias de sexo también en otras funciones y en humanos. Lo mismo podría pasar con otras muchas proteínas», concluye Gebauer.INTERNET. Sole

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