Desde siempre el oro ha sido un elemento de mucho valor para los seres humanos. El color y el brillo del oro es uno de sus principales atractivos, pero lo que en realidad le da valor es la poca abundancia de este metal blando en el mundo.
La advertencia que deja este refrán es muy clara: no todo lo que brilla es oro. Uno no puede asegurar rápidamente que un objeto es oro solo porque es de color amarillo y brilla. El oro es mucho más que brillo, lo que le otorga valor son otras cualidades. Cualquier objeto o metal puede tener brillo, pero no es oro, no tiene su misma composición.
Para ejemplificar mejor esto podemos mencionar al “oropel”. Esta es una lamina metálica de cobre o latón que, por su acabado y su color dorado o plateado, se utiliza para aparentar oro.
Es por esto también que se utiliza el termino ‘oropel’ para decir que algo aparenta ser valioso pero no lo es.
Otros refranes similares a este son: “No esto todo el sayal alforjas”, “No todo el monte es orégano” y “Ratones, arriba, que todo lo blanco no es harin
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