viernes, 16 de agosto de 2019

Mal olor corporal

El ajo destaca por sus innumerables propiedades medicinales, tanto como potente antibiótico como antioxidante e incluso vasodilatador gracias a unos componentes llamados sulfóxidos, entre los que destaca la aliína, propia de este bulbo, que tienen naturaleza muy volátil. Al tener azufre, desprende el olor característico y fuerte que conocemos. Los sulfóxidos, si bien no son tóxicos, pueden pasar fácilmente al torrente sanguíneo y de ahí a los tejidos para ser excretados por los poros, incidiendo negativamente en el olor corporal.
Es un caso similar al del ajo, ya que son dos bulbos muy cercanos genéticamente y ambos contienen sulfóxidos, aunque en el caso de la cebolla destaca el sulfóxido de tiopropanal, que es el que le da ese olor similar al del gas propano. Del mismo modo que en el ajo, el sulfóxido puede pasar a los tejidos y como es muy volátil, puede transpirarse por los poros produciendo olores fuertes.
Las bebidas alcohólicas son infusiones en alcohol de diferentes componentes aromáticos de origen vegetal. Por ejemplo en el caso del vino se infusionan las uvas, en el de los anises el hinojo, en el pacharán las endrinas y en la ginebra el enebro. Este último caso es el más evidente, pues es normal que después de una noche de abuso de gin tónic, el sudor nos huela a enebro, pero con el resto de bebidas también se produce un aporte de olor que no suele ser agradable
Una dieta cargada de carnes rojas quiere decir una dieta quizás con exceso de proteína y defecto de hidratos de carbono, lo cual puede provocar que el cuerpo deba quemar grasas para obtener energía, lo cual genera ciertos subproductos que pueden transpirarse por la piel contribuyendo a olores desagradables o poco atractivos. Así parece corroborarlo un estudio publicado en la revista Oxford Academic
Otro estudio realizado por investigadores de la McQuarie University de Sydney, Australia, añade al carro de los alimentos que pueden producir olores desagradables y poco atractivos los hidratos de carbono refinados, es decir harinas sin fibra, azúcares depurados, etc. Aunque no se conocer las causas exactas se piensa que su alta toxicidad produce metabolitos en exceso que deben ser excretados por el sudor. El mismo estudio apunta a que una dieta rica en carnes contribuye menos al mal olor que los hidratos refinados
Este es un supuesto que afecta solo a un pequeño grupo de personas que padecen un trastorno metabólico denominado trimetilaminuria, que consiste en la imposibilidad de gestionar la trimetilamina, producto de descomposición de la carne de pescado, por lo que se excreta esta por la orina y el sudor, que tiene un fuerte olor a pescado en descomposición. No es grave en abosluto a nivel tóxico, pero si nos ocurre esto después de comer pescado, deberemos moderarlo en nuestra dieta.
El curry y otras especias, como el comino o la cúrcuma, si se toman en grandes cantidades, pueden ser absorbidas por los tejidos y excretadas por sudoración. Las personas que toman platos muy especiados, como ocurre con las originarias de la India o Pakistán, desprenden después un olor fuerte a estas especias, que puede llegar a resultar molesto para el forastero. De mismo modo, si somos adictos a la comida indo-pakistaníy luego nos pegamos grandes sudadas, nuestra ropa lo notará.
La comida procesada además de ser rica en hidratos refinados posee a veces grasas hidrogenadas o trans, que no son precisamente lo mejor para una buena digestión y un buen funcionamiento metabólico. Un abuso de ella pude dar lugar a metabolitos que se excreten por el sudor y que tengan un olor poco atractivo e incluso molesto.
Un eventual abuso de productos lácteos, desde leche a mantequilla, yogurt y quesos, puede hacer que ingiramos una dieta demasiado rica en proteínas, pobre en fibra vegetal y baja en hidratos de carbono, lo que podría obligar al organismo a oxidar grasas, generando metabolitos responsables de ciertos olores a mantequilla rancia.
El café en sí no da malos olores, pero si se abusa de él se produce un aumento de la transpiración, lo que puede poner de manifiesto los malos olores provocados por otros alimentos. Es decir, actuaría como un potenciador, o un delator si se quiere, del mal olor corporal.

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