lunes, 19 de agosto de 2019

Cuanta flor cuanto dolor por Delia Caires. Leer el poema al final del escrito

En esta pequeña odisea identifico a la enferma con la flor, no sólo por su fragilidad si no   también porque por no encuentro diccionario de la vida, una comparación mejor.
Cuando te miro a ti que eres diferente
te amo y, por un momento, creo y siento que eres igual que los demás,
Cuando se empieza a  vivir el amor, parece que todo se hace más fácil, pero no es así. todo es más complicado. por qué el dolor por qué  el sufrimiento. Por qué la enfermedad mental. Por qué tantos trapos humanos. por qué me Me callo, enmudezco. La respuesta la respuesta es lejana y sin la fe, no la entendería. Pero la fe es capaz de todo. La fe es en sí misma respuesta. Gracias a ella empecé a percibir con el corazón que el dolor exige amor y que no hay amor sin dolor. Todo el mensaje que presentaré en este breve itinerario de dolor y de amor, nació de una experiencia vivida en el día a día de la hospitalidad, donde el amor y el dolor son siempre el telón de fondo, donde no pasa nada

extraordinario, donde los días y las noches son iguales siempre, pero donde el amor es siempre nuevo. siempre identifico a la persona con la flor. A ti que vas a leer estas páginas, te pido esto: Siente conmigo. Cuando compartas conmigo esta experiencia será como si penetraras en mí y leyeras los silencios, sin palabras, donde la vida ha escrito todo esto que he intentado reflejar en el papel.
Las cuatro estaciones de una flor.
Era primavera y yo iba a nacer. Venia de un país lejano,  del seno de mi madre. Allí era feliz. En su sangre corrían los sueños de madre y yo los compartía. Ya comía los sueños de mi madre.Ella sabia que yo había de nacer yo una flor. Pero no pensó nunca que yo era una flor distinta. Una flor enloquecida. en aquel tiempo era primavera para ella y para mí. en el poema de cada canción, que mi madre escribía con la vida, leía su fatiga,
su amor, cansancio todo para mí. Era primavera. Yo era una flor desconocida . Quizás ella ya lo sabía pero me dejo nacer. Un día, un sol caliente de amor, hizo que mi flor se abriera y me dejo nacer. y nací. Era el verano de amor. era realidad. Una realidad frágil, que crecería más y más. Sabría ella que el dolor destruiría mis raíces. sé que yo misma maté los sueños de mi madre, Pero ella era madre y una madre solo engendra vida yo era una flor diferente, vacía de color y de sentido, vacía de vida y razón, vacía de sueños y de certezas, vacía de todo yo era una flor loca Crecí, pero nunca he sabido lo que es ser feliz.Soñaría mi madre de esta manera. me calentaría hoy en su vida como antes me calentó en su seno. No.Yo estropeé los sueños de mi madre. No paso de ser un trapo. Y sufro no por que he aprendido, si no por que el sufrimiento nació conmigo. Además, vine al mundo en la cuna de la locura. Solo mucho más tarde, la vida me dijo que yo era una loca. Vida me dejarás volver al mundo de los sueños de mi madre. Sé que nunca tendré una respuesta. siempre seré flor abandonada.
No le contesto nada . No soy capaz de hacer frente a su dolor, sin que un nudo me apriete la garganta y una voz me diga: esta historia podría ser la tuya. Es la historia dura y cruel de una flor enloquecida, a la que yo dedico mi poema. Cuando te miro pienso que eres primavera, semilla frágil que nunca brotará. Aun así, puedes arrebatar el sol y huir con él adonde nadie pueda despreciarte y llamarte loca. Cuando te miro pienso que eres verano, lágrima ardiente que cuidas heridas profundas de dolor. Arena pisoteada por la gente, mar embravecido por la sal amarga de la falta de razón con sabor a soledad. que va lavando la aridez de tu corazón. Cuando te miro pienso que eres otoño, hoja frágil y caída en el suelo hoja bamboleada, que se mueve gritando sonidos y gemidos que nadie entiende, porque es tan hoja de otoño como tú, que sufres ,que caes sin haber vivido. Cuando te miro pienso que eres invierno, ráfagas de viento en una vida que se deshace, lluvia fuerte que destruye sueños, que lleva en la corriente a alguien que es persona, electrificada en relámpagos momentáneos, perdida en remolinos de sufrimientos. Cuado te miro, a ti que eres diferente, yo te amo, y por un instante creo y siento que eres igual a los demás.
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