Los riñones se colocan debajo de las costillas a ambos lados de tu cuerpo por lo que es posible confundir el dolor de riñones con el lumbar.
A pesar de su pequeño tamaño, estos 2 órganos en forma de alubia son bastante importantes. Se encargan de funciones esenciales como filtrar la sangre y eliminar los desechos y el exceso de agua para producir orina.
Además, mantienen un equilibro en la sangre de agua, sales y minerales, eliminan el ácido producido por las células y producen algunas hormonas, claves para la presión arterial y la salud de los huesos, enumera el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK, por sus siglas en inglés).
Qué pasa cuando los riñones no funcionan bien
Cuando no funcionan correctamente, lo que se conoce como insuficiencia renal, la sangre deja de ser filtrada, por lo que desechos y líquidos comienzan a acumularse en el organismo. Tóxicos como la urea y la creatinina permanecen en exceso en el torrente sanguíneo.
El incremento de la presión arterial y el desequilibrio de la composición química de la sangre, son otras posibles consecuencias de un fallo renal, así como la anemia.
Problemas cardíacos y en los vasos sanguíneos, aumentos del colesterol, problemas minerales y óseos e incluso depresión, son otras de las consecuencias que puede acarrear problemas en los riñones, de acuerdo con la Fundación Estadounidense del Riñón.
Se estima que uno de cada 7 adultos en España presenta enfermedad renal crónica (ERC). Según las últimas cifras del Global Burden of Disease Study, para el año 2040 la ERC podría convertirse en la quinta causa de muerte.
Señales que alertan de una enfermedad renal
Para evitar estos riesgos es conveniente conocer las señales en las que el organismo puede indicar que tus riñones no funcionan como deberían.
Sin embargo no siempre es fácil detectar esta afección. Como explican desde Redacción Médica, el deterioro de la función renal derivada de la enfermedad renal crónica sucede de forma progresiva y silenciosa. Hasta el punto que 40% de los pacientes con enfermedad renal crónica no sabe que la padece.
Así lo enfatiza también el el Instituto Estadounidense de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK, por sus siglas en inglés): "La enfermedad de los riñones en su etapa inicial puede no presentar ningún síntoma". Esto se debe a la gran capacidad de funcionamiento de estos órganos, —razón por la cual puedes donar un riñón y seguir estando sano—.
Por lo que la aparición de síntomas pueden suponer que la persona está cerca de necesitar intervención médica como diálisis. Es por ello que desde la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón destacan algunas señales que pueden ayudar a un diagnóstico precoz para evitar complicaciones.
Síntomas a los que prestar atención, tal y como los recogen en Cuídate Plus:
- Cambios en la micción: levantarse durante la noche a orinar o hacerlo con más frecuencia y en mayor o menor cantidad de lo normal.
- Cambios en el aspecto de la orina, como un color más claro o la presencia de sangre.
- Retención de líquidos, lo que da lugar a una mayor hinchazón de las piernas, los tobillos, los pies, la cara y las manos.
- Cansancio y fatiga ocasionada por la retención de líquidos.
- Anemia, en algunos casos, debido al fallo renal.
- Picor en la piel, provocado por la retención de tóxicos que pueden depositarse en la piel.
- Sabor metálico en la boca y un olor a amoníaco en el aliento, debido, todo ello, a una acumulación de la urea en la saliva.
- Náuseas y vómitos, además de pérdida del apetito o de peso.
- Hipertensión.
La diabetes, tener la presión arterial alta o problemas cardiovasculares hacen que sea más probable tener problemas de riñón. Reducir los riesgos pasa por adoptar hábitos saludables, como los que protegen la salud del corazón o de la diabetes.
Se recomienda una alimentación sana, baja en grasas y sal. Además de algo de ejercicio y control de los niveles de presión arterial y glucosa.
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