Todos nos hemos sentido presionados en algún momento de nuestras vidas, algunos desde muy pequeños. Esto nos condiciona a acabar haciendo lo mismo, ya sea a nosotros o a otras personas, pero es momento de empezar a visualizar una vida más sana y feliz. A continuación te contamos cuáles son las cosas por las que deberíamos dejar de machacarnos. ¡Sigue leyendo para descubrirlas!
Como se suele decir, las comparaciones son odiosas. Recuerda que todo el mundo tiene su propio camino y logra las cosas a su ritmo.
Los artículos sobre jóvenes promesas crean la falsa percepción de que el éxito viene condicionado por la edad, lo que nos genera un gran miedo a envejecer. Triunfar con 50 años no tiene menos valor que hacerlo con 30.
La presión por saber qué queremos hacer con nuestra vida empieza a muy temprana edad, lo que provoca que muchas personas acaben optando por carreras que no les hacen felices. ¡Normalicemos cambiar de trayectoria a la edad que sea!
Aunque tengamos un trabajo que nos guste, una parte de nosotros siempre está pensando en lograr un ascenso y ganar más dinero. ¡Recuerda que no hay nada de malo en conformarte con lo que ya tienes si así eres feliz!
Por suerte, la mentalidad respecto a los hijos está cambiando y ya no se los considera esenciales para tener una vida plena. Además, cada vez hay más ejemplos de personas que tienen hijos más allá de los 30 o incluso los 40.
De la misma forma que a ti no te cae bien todo el mundo, habrá personas a las que no les gustes. ¡Y no pasa nada!
Estar ocupado todo el tiempo o sentirte culpable por no tener alguna tarea entre manos es perjudicial para la salud mental y la ética laboral. Promovamos la idea de que la productividad debe incluir momentos de descanso para poder dar lo mejor de nosotros mismos.
El mercado laboral ya no es lo que era y el desempleo está más presente que nunca. Llegar a final de mes un motivo de celebración más que suficiente.
La cultura de los trabajillos extra es muy tóxica. Al contrario de lo que se cree, puedes disfrutar de las cosas sin querer ganar dinero por ello.
En lugar de obligarnos a pasarlo bien, asumamos que preferiríamos estar haciendo otra cosa y pasemos página. ¡No todas las ocasiones son tan divertidas como creíamos que iban a ser!
A pesar de la presión social, haríamos bien en recordar que el matrimonio ya no es sinónimo de una relación sólida. Si te decides a dar el paso, ¡que no sea por obligación!
Tomar decisiones se ha convertido en algo que nos genera ansiedad, ya que no nos permitimos fallar. ¡Recuerda que a veces la decisión equivocada puede acabar siendo la más acertada!
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