martes, 4 de mayo de 2021

Te quise pronto.

 e fuiste y olvidaste cerrar la puerta. La suave brisa que peinaba tu pelo desdibujó una lágrima seca en mis pulmones. Crecieron amapolas en nuestro jardín y olvidé marchita el tenue olor de tu perfume.

A veces miro por la ventana y veo pasar tu sombra. Creo que ella aún me echa de menos. Jugué a ser valiente y de tanto que lo intenté, acabé siendo la reina de mis mariposas.

Te quise pronto, sin saber tu nombre ni tu verbo.

Te quise pronto, en aquella estación de invierno.

Te quise pronto, en besos de otros.

Te quise pronto, sin haber pasado el tren.

Amaneció enero y febrero trajo consigo días plausibles de eco. Tus manos dejaron de ser magia para mi piel y el desentreno del amor que nos teníamos se convirtió en leyenda. Tu chaqueta favorita, que olvidaste en mi sofá, me hacía más compañía que tu alma y otoño barrió las escaleras en las que una vez, hicimos tanto ruido.

Te fuiste y olvidaste cerrar la puerta. Aún cuando me asomo te veo mirar de lejos. Ella juega a ser tu musa pero nunca será la Calíope de nuestra poesía épica.

Te quise pronto. Te quise en esquinas cuadradas, en cumpleaños sin fiestas y en una silla vacía. Te quise sola. Pero te quise. Te quise en frases cóncavas, en promesas que asfixiaban mis mañanas y en un atardecer donde el sol, no vino a despedirse. Te quise en unos zapatos que me apretaban y en abrazos pequeños. Te quise en cafés fríos, en calles equivocadas y en un WhastApp que nunca llegaba. Te quise en un lo siento, en una canción y en un adiós.

Te quise pronto, queriéndote sin querer.

Te quise pronto, sin haberme lamido las heridas.

Te quise pronto, en aquel cielo sin estrato.

Te quise pronto.

Y a mí, me quise demasiado tarde.






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