La bomba de la Barceloneta "es en realidad la bomba de La Cova Fumada", explica Josep Maria Solé, tercera generación de un establecimiento donde hace 61 años su abuela, Maria Pla, inventó esta delicatessen. La popularizó Magí, el padre de Josep María, que con una combinación de carisma, gracia, una contundente salsa picante y una receta secreta, creó la leyenda. Además, encontraréis desayunos de cuchillo y tenedor excelentes y los mejores carajillos de la ciudad.
5. Jai-ca
Tapas, tapas y más tapas! La lista de clásicos aquí es interminable. Desde la ensaladilla, con pimiento asado, una de las más top de Barcelona, hasta las raciones que no fallan nunca en un lugar así: albóndigas, bombas, bravas, pescado frito, croquetas (uno de los recomendados!)... y tantas y tantas otras tapas que hacen de este bar un templo de la tapa popular tanto para vecinos del barrio como para turistas que quedan maravillados en cuanto ponen un pie en el local.
Además, tienen una carta de recomendados donde podréis encontrar desde un gazpacho hasta un carpaccio de mojama más que buenos. Hace más de 60 años que existe y esto se nota en su arquitectura, presidida por la barra original de madera.
Bar Velódromo
Donde antes estaba el Bohèmic, famoso por su cocina gastronómica en un bar familiar, ahora está el Sant Antoni Gloriós, un bar que hacía falta en el barrio tras la desaparición del primero.
Fran G. Manduley, chef de alta cocina popular, y uno de los cocineros que dieron forma a la tapa barcelonesa moderna –el 90% de bravas y croquetas gourmet que encontraréis por ahí están inspiradas directamente en las del Bohèmic– ha repensado la fórmula interior: hay una única mesa para seis personas, la Gloriosa, en la que sirve un menú degustación a 40 €, tanto para comer como para cenar. Y en la terraza de la calle, pues las tapas delirantemente buenas: la rusa, las bravas del Mandu, los calamares con pisto
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