jueves, 11 de octubre de 2018

El sexo de las plantas


Al hablar de sexo en el reino animal, pero en el sentido estricto de la reproducción, podemos empezar diciendo que la mayoría son organismos masculinos o machos (♂) y femeninos o hembras (♀), los que pueden fácilmente diferenciarse entre ellos, a veces por el tamaño, la forma, el color del pelaje o del plumaje, y lo más obvio por los órganos sexuales que poseen, los que pueden distinguirse en la mayoría de los animales. Además, aunque en una menor proporción, existen animales hermafroditas, éstos que se autofecundan por tener tanto órganos sexuales masculinos como femeninos.
Pero ¿Cómo es el sexo en las plantas? La verdad es algo similar, ya que igualmente hay machos, hembras y hermafroditas, pero es mucho más complejo. Para empezar a hablar de sexo en plantas, primero hay que decir que éstas se reproducen sexualmente (formando semillas) y asexualmente por partes vegetativas (segmentos de tallos, pequeñas ramas, hojas, hijuelos, rizomas, cormos, bulbos, pseudobulbos o tubérculos); con la reproducción sexual se garantiza la variabilidad genética y con la asexual se propagan clones, plantas idénticas a la planta madre o de la que se originan. De esta última ya hablamos antes en Cienciario (http://michoacantrespuntocero.com/cienciario.mx/un-codito-un-piecito-o-un-hijito/), por lo que vayamos al grano ¡Hablemos del sexo en las plantas!
 El primer científico que estudió y empezó a entender el sexo de las plantas fue el botánico y médico alemán Rudolf Jakob Camerarius, quien en 1694 describió los órganos reproductores de las plantas y algunos de los principales mecanismos de reproducción sexual, en su obraDe sexu plantarum epistola (Epístola acerca del sexo de las plantas).

La sexualidad en las plantas está asociada con las flores, ya que en éstas se forman los frutos, los que contienen las semillas, productos de la reproducción sexual en todas las plantas clasificadas como Espermatofitas, en las que nos enfocaremos. Las flores son los órganos reproductivos de las plantas denominadas Angiospermas, la clase con el mayor número de especies terrestres que pertenecen a la división Magnoliophyta ya que en éstos se encuentran las estructuras sexuales, los estambres, que contienen las anteras en las que se producen los gametos masculinos (polen) y los carpelos o pistilos donde se forman los gametos femeninos (óvulos). Sin embargo, hay otra clase de plantas que producen semillas sin formar flores como estrictamente las conocemos, las Gimnospermas que corresponden a la división Pinophyta como los pinos, en los que las semillas no están cubiertas con un fruto, sino en conos o piñas. En éstas, los gametos masculinos se forman en estructuras denominadas microsporofitos y los femeninos en los megasporofitos. En ambas clases de plantas hay especies que presentan diferentes sistemas reproductivos, pero mayormente son hermafroditas, unisexuales, bisexuales y polígamas.
A diferencia de los animales, el hermafroditismo en plantas es lo más común ya que aproximadamente en el 70% de ellas se presenta este sistema reproductivo, en las que en una misma flor se encuentran tanto las estructuras femeninas como las masculinas. También hay especies que producen flores solo con estructuras masculinas en individuos machos (♂) o con estructuras femeninas en individuos hembras (♀) (6-7%), denominadas dioicas; o bien monoicas (7%), las que producen en la misma planta, flores solamente con estructuras masculinas o flores solo con estructuras femeninas. Pero como antes mencioné, no es tan simple, también tenemos plantas polígamas, aquellas que en una misma planta se forman flores con los tres tipos sexuales: flores hermafroditas, flores masculinas y flores femeninas.
Pero aún hay más sobre el sexo de las plantas, entre las hermafroditas hay ginomonoicas, que además de tener estructuras hermafroditas producen flores solo con estructuras femeninas, y andromonoicas que además de hermafroditas tienen flores solo con estructuras masculinas; en las especies con un sistema reproductivo monoico, hay especies que ocasionalmente producen solamente flores femeninas –ginoicas– o solo flores masculinas –androicas-; o aquellas en que primero se desarrollan las estructuras masculinas y después las femeninas (monoicas protoándricas) y otras de forma inversa (protóginas). Además, tenemos plantas subandroicas, con una mayoría de flores masculinas y pocas flores femeninas o hermafroditas, y subginoicas con más flores femeninas y pocas masculinas o hermafroditas.
«La respuesta del por qué tanta variación sexual, es para conservar la variabilidad genética, asegurando la polinización entre individuos o al menos entre flores distintas,
para evitar la autofecundación»
¿Cómo podemos distinguir estas diferencias sexuales?
Para determinar cada sistema sexual, debemos empezar por conocer las estructuras reproductivas en las flores: La estructura reproductiva femenina (♀) se agrupa en el gineceo que se compone por el estigma, estilo, ovario y óvulos, el que comúnmente denominamos carpelo o pistilo; la masculina se agrupa en el androceo compuesto por la antera, polen y filamento, también llamados estambres. La flor completa está además formada por un pedúnculo (parte que une al tallo) y dos envolturas florales, el cáliz y la corola (sépalos y pétalos). Por lo tanto, el sistema reproductivo de una planta solamente lo podemos saber hasta que ésta florezca.
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