Entre las causas conocidas más habituales que provocan la caída del cabello se encuentran el propio ciclo de vida del pelo, la genética -principal causa de la alopecia androgenética, la más común en hombres-, la mala alimentación y algunas enfermedades y tratamientos.
Dos de las causas más habituales de la alopecia androgenética, la más común de todas las especialidades, son la herencia genética y las hormonas. A veces aparecen juntas: el cambio hormonal por sí sólo desencadena un proceso que finaliza con la caída del pelo; si la persona está predispuesta genéticamente a sufrir alopecia, entonces los efectos del cambio hormonal son todavía más influyentes.
La alopecia androgenética afecta al 90% de los hombres mayores de 21 años, aunque ésta puede no ser visible hasta pasados los 40. En cuanto a la mujer, el 15% de las menores de 40 años la sufren, y, pasada la menopausia, la cifra asciende hasta el 40%.
Mala alimentación
El cabello necesita proteínas, vitaminas A, B y C y minerales como el hierro, el zinc o el manganeso, entre otros nutrientes.
Aunque hay algunas de estas sustancias que sí se generan en el propio cuerpo en cantidades suficientes, como el manganeso, el resto han de llegar a los folículos pilosos por medio de la alimentación. La carencia de proteínas o de hierro determina un cabello débil y fino.
Enfermedades
El cabello puede sufrir daño por dos vías: un daño procedente del exterior, del entorno, y un daño procedente del interior, del propio organismo. Este doble riesgo multiplica el número de enfermedades que puede sufrir el cabello.
A la larga lista de problemas derivados del entorno y de los malos hábitos, entre los que destacan la polución o el abuso de productos estéticos agresivos, se suman las enfermedades propias de la piel que también pueden afectar al cuero cabelludo: el liquen plano, Síndrome de Graham-Little, lupus eritematoso cutáneo o Esclerodermia, entre otras.
Y a las enfermedades de la piel se suman otras tantas que afectan directamente al cabello, como la pseudopelada de Brocq, la foliculitis decalvante, la dermatitis pustulosa erosiva o la alopecia parvimaculata.
Y, por si fuera poco, hay que añadir las enfermedades que no están dirigidas directamente contra el cabello o el cuero cabelludo pero entre cuyas consecuencias sí se encuentra la caída del cabello: diabetes, tiroides, anemia, colitis ulcerosa o Enfermedad de Crohn.
Además de todo lo anterior, la quimioterapia y la radioterapia también provocan la caída del cabello, si bien en el caso de la quimioterapia es, por lo general, una alopecia reversible.
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