La vivienda en Barcelona se ha convertido en una cuestión de puesta en práctica del derecho a tener un techo. Una controversia a la vez política, económica y social, que no arrecia con las medidas tomadas este cuatrienio por distintos gobiernos.
El Observatorio Metropolitano de la Vivienda (OHB por sus siglas en catalán) señala que estos últimos años los alquileres subieron tres veces más que los ingresos de las familias en Catalunya y una encuesta del Ayuntamiento de la capital revela que solo un 13,7% de los jóvenes entre 25 y 34 años puede darse el lujo de emanciparse solos en vez de compartir piso.
Siendo Barcelona la ciudad con los alquileres más caros de España, las dificultades de acceso han dejado de afectar únicamente a los sectores de población más desfavorecidos para incidir en otras muchas capas, tales como pensionistas, treintañeros, personas con dificultades de movilidad o, simplemente, aquellos que han visto menguar sus ingresos.
¿Necesita Barcelona más construcción, nuevos proyectos? ¿Necesita una política de vivienda en la que tenga más peso la colaboración público-privada y en la que se equilibren los temas sociales y económicos? ¿O debe la Administración ser más restrictiva con el sector privado? ¿Podría plantearse disminuir la demanda fomentando que la gente se mude a zonas menos densas, a través de oportunidades laborales o beneficios fiscales?
En esta plataforma de innovación abierta, basada en la participación activa de los lectores, proponemos afrontar con la inteligencia colectiva el gran reto de repensar la política de vivienda. Un debate plural que contribuya a una campaña electoral más próxima a la ciudadanía y centrada en los grandes retos de futuro de la ciudad.
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