miércoles, 12 de enero de 2022

Los problemas de una infancia que vive en la tecnología

 En la actualidad los problemas que acucian a la infancia distan mucho de tiempos pasados, vivimos en un mundo digital que nos ofrece gran cantidad de ventajas: la comunicación inmediata, una forma diferente de entender las distancias y la posibilidad de acceder a cualquier información con una sencilla búsqueda. 

Estos son solo algunos de los beneficios que nos aporta la tecnología. Pero también se convierte en un foco de desigualdad. El acceso a Internet cambia las tornas en la igualdad de oportunidades y hace que la distancia entre los países más desarrollados y los menos se acentúe aún más.

A esto añadimos la cantidad de dificultades por el efecto de la pandemia y cómo afecta a nuestros jóvenes, la angustia psicosocial y la mala salud mental afectan a la infancia. A las de los niños que han podido vivirla desde el confinamiento de sus casas, cómodas y bien adaptadas como a aquellos que, además, se ven obligados a abandonar sus hogares por conflictos externos, perdiendo cualquier oportunidad de escolarización, protección o apoyo. 

Sobre esto advierte Unicef en su informe anual sobre El Estado Mundial de la Infancia 2021: “En mi mente”: promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia.

¿Cómo puede ayudar la tecnología a la infancia?

La promoción de estrategias que favorezcan la implantación de empresas tecnológicas en países menos desarrollados, ayuda a frenar el desnivel. El acceso a la información en igualdad de condiciones puede convertirse, con el apoyo de gobiernos e instituciones, en la punta de lanza de la igualdad universal, o, por el contrario, terminar de abrir una brecha en la que muchos niños y niñas se queden atrás. 

La implantación masiva de nuevas tecnologías aportaría mejoras en la calidad de la educación, da acceso a herramientas que permiten a los jóvenes buscar soluciones a sus problemas de manera autónoma, les ofrece nuevas salidas profesionales y una mejor atención en caso de emergencia.

Todo ello, realidades palpables para las jóvenes que habitan en países de ese mal llamado “primer mundo”.

La otra cara de una juventud con internet

Pero la digitalización también tiene otra cara, Internet avanza, en ocasiones, demasiado rápido para controlarlo y la falta de seguridad en la Red es un problema para los jóvenes. 

La conexión constante en la palma de la mano, con acceso 24/7 alimenta la cultura de la habitación, donde se crean un lugar privado y sin apenas supervisión y donde los abusos y engaños aparecen sin previo aviso y sin una formación adecuada.

La falta de pedagogía y educación en el uso de las redes genera una situación de indefensión de la infancia que debemos atajar. La regulación de uso de la Red por parte de los menores es una tarea pendiente para todos los países. Esto, además, se suma a un proceso educativo en el que se trasladen mensajes de prevención ante casuísticas que se generan y varían cada día. 

Estrés y depresiones aumentan por la exposición a Internet, debidos al consumo de contenidos inapropiados o al bullying a través de las redes sociales.

Cinco Tips para el buen uso de internet

El valor de la privacidad

Debemos inculcar a nuestros jóvenes el valor de la privacidad, cómo y cuándo pueden compartir sus datos en Internet o qué deben tener en cuenta a la hora de registrarse en un site. 

El conocimiento de la tecnología

Es fundamental relacionarnos con las tecnologías que están usando los más jóvenes, conocer sus herramientas y aprender, mutuamente, dónde pueden encontrar amenazas en ellas.

La seguridad y la intimidad

Tratar siempre que aquellos con quiénes mantengamos un contacto en la vida virtual sean personas de su ámbito físico conocido. Ofrecer información a extraños puede derivar en gromming, ciberacoso o sexting…

La huella digital

Todo aquello que realizamos en Internet deja una huella, que se va construyendo a lo largo de los años y que influirá en el futuro personal y profesional de los jóvenes.

El pensamiento crítico y la creatividad

Por supuesto, también debemos formarles en las posibilidades que Internet puede ofrecer, ayudarles a desarrollar un pensamiento crítico sobre aquello que consumen en la Red y fomentar el aprendizaje y la creatividad que las tres “W” ponen a nuestro alcance. 



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