Potencia la ingesta de alimentos con betacarotenos y alfacarotenos, que protegen la piel de los daños solares e incrementan la formación de melanina. Para conseguir un bonito bronceado es más eficaz comer de forma habitual tomates, espinacas, lechuga, mango, calabaza o zanahoria que pasarse horas bajo el sol.
5.-Cuando vayas a la playa o a la piscina no te olvides la sombrilla, el sombrero y las gafas de sol con cristales homologados capaces de filtrar los rayos UVA y UVB. A los niños, además, protégelos con una camiseta seca y opaca porque si está mojada dejará pasar los rayos UV. No expongas directamente al sol a los menores de tres años.
Sécate bien después de cada baño. El efecto lupa de las gotas de agua favorece las quemaduras solares y disminuye la eficacia de los protectores solares, aunque sean resistentes al agua.
7.-No solo hay que protegerse en la playa o la piscina, también puedes quemarte practicando actividades al aire libre. Aplícate la crema protectora cuando vayas en bici, a la montaña, pasees, hagas deporte o estés en el jardín.
8.-No te confíes porque el día esté nublado o ventoso, los rayos UV siguen ahí, por lo que hay que protegerse con la misma intensidad. Tampoco dejes de echarte crema porque estés moreno, la radiación solar continúa dañando tus células aunque no te quemes.
9.-Evita las lámparas de rayos UVA. Contribuyen a la aparición de cánceres cutáneos y aceleran el envejecimiento de la piel, advierten desde Hospitales Nisa.
En caso de detectar alguna peca o lunar que pique, crezca, sangre o cambie de color, acude a la consulta de tu dermatólogo para que evalúe la lesión. En el cáncer de piel, el diagnóstico precoz es de vital importancia ya que se puede curar hasta el 95% de los casos.
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