domingo, 15 de abril de 2018

Seda

Libro de Alessandro Baricco titulado Seda.

Carta escrita por su amante que está en Japon, cada vaje que el tiene que  hacer es ir a buscar
gusanos de seda. Y alli se ve en privado con su amante japonesa

Amado señor mío.
Dijo no tengas  miedo, no te muevas, permanece en silencio, nadie  nos verá.  Te deseo, morderé la piel que late sobre tu corazon´, porque te deseo, y con el corazón entre mis labios tú serás mio de verdad, con mi boca en mi corazón tú seras mío para siempre, si no me crees abre los ojos, amado señor mío, y mírame soy yo quién podrá borrar este instante que sucede, y este cuerpo mío ya sin seda, tus manos me lo tocan, tus ojos me lo miran, dijo ella, se havia inclinado hacia la lámpara, la luz se reflejaba en las hojas y pasava a través de su vestido trnsparente, tus dedos en mi sexo, tú lengua sobre mis labios, tú que te deslizas debajo de mí, aferras mis caderas, me levantas, dejas que me deslice sobre tu esxo, despacio, quien podrá borrar esto, tú dentro de mí moviendote lentamente,
tus maos en mi rrostro, tus dedos en mi boca, el placer en tus ojos, tu voz te mueves lentamente, tus manos pero hasta hacerme daño, mi placer, mi voz, el escuchaba, de pronto se volvió a mirarla la vió quiso quiso bajar los ojos pero no lo consiguió, mi cuerpo sobre el tuyo, tu elpalda que me alza tus brazos que no dejan que me marche, los golpes dentro de mí es violencia dulce, veo tus ojos que buscan en los miós quieren saber hasta donde hacerme  daño,  hasta donde quieras amado señor mio no hay final, no acabará, ¿lo ves? nadie podrá borrar este instante que sucede, para siempre echará la cabeza acia atrás gritando, para siempre cerraré los ojos separando lágrimas de mis pestañas, mi voz dentro de la tuya, tu violencia que me tiene aferrada, no queda ya tiempo para huir ni fuerza para resistirse, tenia que ser este instante es créeme, amado señor mio este instante existirá, de ahora en adelante esistirá, hasta el final, dijo ella con u hilo de voz después se detuvo. No nos veremos más, señor
Dijo.
 Lo que era para nosotros, lo hemos hecho, y voz lo sabeis. Creedme: Lo emos hecho para siempre. preservad vuestra vida resguardada de mí. Y no dudéis un instante, si fuese útil para vuestra felicidáz, en olvídar a esta mujer que ahora os dice sin añoranza adiós.



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