miércoles, 25 de marzo de 2020

Nunca es tarde para tener una infancia feliz


La infancia es, sin duda, la etapa más feliz de nuestra vida. Es el tiempo en el que todo está por descubrir, cuando los miedos aún no han aparecido para frenarnos y creemos sin fisura en nuestra capacidad de conseguir todo aquello que soñamos. Al crecer, todo cambia. Vamos cubriendo nuestra esencia con capas y máscaras de responsabilidad, seriedad, preocupaciones, competitividad, etc., y nos olvidamos de aquel niño que fuimos. Uno de los creadores del psicoanálisis (y mano derecha de Freud), el psicológo suizo Carl Gustav Jung lo definió como «una representación de ciertos aspectos olvidados de nuestra infancia» y subrayó la necesidad de reencontrarse con él. Es una herramienta muy eficaz para sanar posibles traumas pasados que nos acompañan de adultos: miedos, inseguridades, falta de autoestima, etc. Aplícate la máxima del famoso psicólogo Milton Erickson cuando dice que «nunca es tarde para tener una infancia feliz».

Haz memoria: ¿cuánto tiempo hace que no te ríes por una tontería hasta dolerte la barriga? ¿Que no saltas sobre los charcos o dejas que te empape la lluvia? i tienes hijos, te será más fácil y, si no, seguro que hay sobrinos o hijos de amigos que podrán enseñarte que nunca jamás debimos dejar de jugar. Únete a ellos y crea, imagina, inventa, deja volar tu imaginación y ríete, ríete mucho. No hay mejor manera de sanar Revista PRONTOMostra la imatge originaleridas emocionales.

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