La artrosis es un proceso degenerativo crónico del cartílago, una especie de almohadilla que está entre los huesos de las articulaciones y que evita que se rocen. Con el paso del tiempo, éste se desgasta y va desapareciendo, lo que provoca que los huesos rocen entre sí, algo que causa mucho dolor y rigidez. Sin embargo, la artritis reumatoide (la más común de entre los más de 100 tipos de artritis que existen), afecta a la membrana sinovial (el tejido que reviste y protege las articulaciones), que se inflama, provocando dolor y desgaste óseo.
Los únicos que comparten son el dolor y la rigidez, que en el caso de la artrosis suele percibirse sobre todo a primera hora de la mañana (al levantarse), dando la sensación de tener las articulaciones agarrotadas y notando dolor al moverlas. Aunque se recupera rápidamente la movilidad , el dolor suele empeorar cuando nos movemos. Por otro lado, en la artritis la rigidez es mayor y se tarda más en recuperarse de ella, y, además, el dolor aumenta con el reposo y mejora al realizar alguna actividad.
Hay que evitar el sobrepeso y la obesidad, ya que el exceso de quilos empeora el dolor en la columna, las caderas y las rodillas. Aunque limitan la movilidad, debemos potenciar la actividad física para mejorar los síntomas y, en este sentido, los deportes más recomendados son los aeróbicos (caminar, nadar, ir en bici, etc.), siempre supervisados por un especialista médico.
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