viernes, 2 de abril de 2021

¿Es cierto que la primavera la sangre altera?

 La primavera ya está aquí. Hoy comienza. Y para muchas personas significa mucho más que guardar (¡al fin!) el abrigo y los jerséis gruesos en el armario. Los cambios de estación, particularmente el de la primavera y el del otoño, pueden traer consigo algunas molestias y síntomas físicos y psíquicos a los que conviene prestar atención. Dolores de cabeza, astenia, tristeza, falta de energía… 

De repente, los días se vuelven más largos, empezamos a pasar más tiempo fuera, los pájaros cantan más fuerte y los árboles y las plantas nos regalan brillantes brotes nuevos. La mayoría acogemos los cambios con alegría, pero puede que durante las primeras semanas nos cueste un poco adaptarnos y ello nos genere algún trastorno.

“La primavera la sangre altera es un refrán que puede ilustrar muy bien los cambios que sufren muchas personas con la llegada de la nueva estación”, afirma la doctora Vanessa Mauri, médica de familia del CAP Les Corts (Hospital Clínic). 

“No se trata de una enfermedad”, puntualiza, “sino de un leve trastorno, en general reversible, y con síntomas muy diversos: desde astenia, cansancio, fatiga, falta de energía y vitalidad hasta alteraciones del humor, desánimo, tristeza, apatía, trastornos del sueño, cambios en la libido… Los síntomas suelen darse en un período corto que requiere una adaptación”.

Explica la doctora Mauri que lo que más nos afecta de la nueva estación son los cambios bruscos de temperatura y de presión atmosférica, así como la mayor exposición a la luz solar.

“Cada vez estamos menos conectados con la naturaleza, rodeados de estrés, de tecnología, de radiaciones… y a menudo olvidamos este vínculo tan importante. El ritmo circadiano, el sol, el descanso, la naturaleza, todo nos afecta. Somos personas integradas en el ambiente, seamos conscientes o no. Cuando se dan cambios bruscos de la presión atmosférica, por ejemplo, los médicos vemos muchos más episodios de vértigos en los pacientes. El cambio de hora también nos afecta mucho. Somos muy sensibles a ello y nos cuesta cerca de dos semanas adaptarnos a él. Todo ello intensifica muchas veces nuestro estrés, y si eres una persona más sensible, es fácil que los cambios sean más acusados y cuesten más”, advierte esta especialista.

Por si esto fuera poco, parece que las circunstancias particulares de esta primavera, en la que se cumple un año del inicio de la pandemia, pueden hacer que acusemos aún más los cambios y se acentúen las molestias.

“Llevamos un año desde el inicio de la pandemia, con una gran fatiga, muchos trastornos del ánimo como depresión o ansiedad… y la gente a estas alturas está agotada. Si a ello le sumamos el cambio de estación podemos encontrarnos con trastornos más graves, porque estamos con mascarillas, sin interacción social, sin ver prácticamente el sol, que apenas sí nos da en los ojos, con un gran déficit de vitamina D en la mayoría de la población... Los estudios han evidenciado que el paciente de Covid con déficit de vitamina D tiene síntomas más graves y una mayor mortalidad, por ejemplo. En este contexto, la micronutrición y la suplementación han ganado en importancia. Y este año, los médicos de familia sabemos que tendremos que ser más sensibles y receptivos a la hora de ayudar a los pacientes, puesto que es fácil que afloren síntomas que probablemente en otras situaciones no serían tan importantes”, asegura Mauri.

La salud mental está siendo uno de los grandes retos de la pandemia. Tomás Navarro, psicólogo y autor de varios títulos acerca de la resiliencia, como Fortaleza emocional o Kintsukuroi (Zenith), advierte de que esta “es una época muy mala para las personas que sufren un trastorno psicológico, ya que suelen desestabilizarse o tener una crisis. No podemos olvidar que somos electricidad y química y que, por lo tanto, el cambio de estación nos afecta. Somos naturaleza y cambiamos con ella. Reaccionamos a sus cambios, nos regulamos con ella y enfermamos con ella. Por citar tan solo una cosa, la melatonina se segrega de manera coordinada con los cambios de luz y oscuridad que detectan nuestros sentidos”, explica.

Navarro recomienda, en este sentido, no añadir sufrimiento innecesario a la situación: “En lo referente a los trastornos psicológicos, necesitamos tener una mirada amable, no sacar las cosas fuera de contexto y evitar añadir más ansiedad. Quizás podamos revisar la medicación con nuestro especialista y, sobre todo, estar muy atentos a un empeoramiento generalizado. Recomiendo visitar al psicólogo o psiquiatra de referencia y mi consejo es que no sufras por sufrir. Tenemos un amplio repertorio de fármacos probados y contrastados que nos ayudarán a ganar en calidad de vida durante esas semanas de cambio de estación. Consulta con un profesional cómo te pueden ayudar. El sufrimiento, el no poder dormir, el agobio por la rinitis o la falta de energía pueden provocar otras consecuencias, como accidentes, ansiedad, enfados o reacciones impulsivas que pueden ser fácilmente evitadas”.

Por fortuna, según los especialistas consultados, podemos hacer muchas cosas por nuestra parte para acompañar al cuerpo y a la mente en este cambio de estación. Los aspectos más importantes a trabajar comprenden, según la doctora Vanessa Mauri, cinco grandes áreas: alimentación, descanso, ejercicio físico, suplementación supervisada por el médico y cuidado de la microbiota

Es importante ingerir alimentos con gran cantidad de vitaminas y antioxidantes, que nos aportarán vitalidad, como frutas, verduras, frutos secos… Y también evitar azúcares, procesados y bollería por su potencial inflamatorio

Descanso

Menos pantallas 

Explica la doctora Mauri que cada vez hay más personas con trastornos del sueño, y eso se puede acentuar en esta época.  “Insomnio, estrés y cortisol van de la mano. Cuanto más estrés tiene la persona, más cortisol secreta y circula por su cuerpo, lo que se suma al déficit de melatonina generalizado que podemos sufrir por edad y también porque estamos todo el día enganchados a las pantallas (el uso de pantallas emite una luz azul que disminuye la producción de melatonina). El sueño es básico para todos, es el momento de reparación de todos los procesos celulares, el momento en que te recuperas, te oxigenas… Es muy importante que sean horas de calidad y un mínimo de siete a nueve horas. Intentar seguir horarios regulares, evitar bebidas estimulantes a últimas horas de la tarde, así como ser muy conscientes de la importancia de descansar bien”, aconseja.

Actividad física

“Cada vez hay más sedentarismo, y está claro que la actividad física es esencial desde para prevenir ciertos tipos de cánceres hasta para producir endorfinas en el cuerpo, reducir los niveles de cortisol…”, asegura esta médico de familia. Mauri recomienda adaptar el ejercicio a la edad y al estado de forma, pero integrarlo siempre en el día a día para que no nos falte movimiento.

En esta época y con la fatiga que se arrastra con la pandemia, puede ser necesario utilizar algún tipo de suplemento vitamínico, pero la recomendación es hacerlo siempre bajo asesoramiento médico controlado.

Más actividades relajantes

“Otro aspecto importante es el cuidado de la flora intestinal, de la que cada vez se habla más, puesto que más del 90% de la serotonina se produce en el intestino, entre otras cosas”, asegura Mauri, quien recomienda también no perder de vista que la salud es mucho más que la ausencia de enfermedad. “Las personas somos también todo aquello que nos afecta a nivel mental, a nivel emocional, el estilo de vida que llevamos, la cultura, la música y las actividades relajantes a las que también debemos dedicar tiempo (con las medidas de seguridad adecuadas) si de verdad queremos cuidarnos bien en esta primavera tan particular y tan dura”.






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