Las casetas están situadas en los principales ejes comerciales de Barcelona y repartidas por los 10 distritos de la ciudad. Son de madera, pintadas de rojo y este año están decoradas con un lazo, como si fueran un regalo.
Una de estas casetas está situada en el barrio de Sant Antoni, en la confluencia entre la calle Manso, Compte Urgell y Ronda Sant Antoni, cerca del mercado y de los encantes, donde se puede encontrar todo aquello que no es alimentario: ropa, bolsos, bisutería, óptica, zapatería... En una de las paradas está Ángel Cardiel, de Calçats Cardiel, un firme defensor del mercado como núcleo del barrio: “No solo somos comerciantes, también somos psicólogos y amigos de nuestros clientes. Estamos al servicio del barrio y sabemos que nuestra labor es vital para tejer la vida en los barrios y construir la ciudad que queremos. Por este motivo, este tipo de iniciativas son muy importantes con el objetivo de crear lazos vecinales y los paradistas y comerciantes tenemos el deber de sumarnos”.
Cohesión social
Además de los mercados, en la iniciativa también colaboran los comercios locales. En Sant Antoni, por ejemplo, Vicenç Gasca, presidente del Eix Comercial de Sant Antoni y dueño de Modas Gasca, se muestra orgulloso de la campaña impulsada por el ayuntamiento por ofrecer un servicio con el que concienciar a la gente sobre la importancia de la compra de proximidad, así como de la necesidad de cuidar el medioambiente: “Todos ganamos con esta iniciativa. Porque ayudar a mantener el medioambiente es una forma de reforzar el asociacionismo. Y comprar en las tiendas del barrio es símbolo de cohesión social. Nuestros clientes tienen nombres y apellidos, y eso es un valor añadido único”.
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