No hay duda de que el uso intesivo de los pesticidas a partir de la segunda guerra mundial a mejorado la productividad de la agricultura.Y lo que es más importante, ha contribuido a garantizar nuestros suministros alimentarios al evitar los daños periódicos que producían las plagas sebre los cultivos. Pero con el tiempo también hemos ido descubriendo que la toxicidad de muchos de estos pesticidas no solo alcanzaba a los insectos, los hongos y las malas hierbas.
Los tomamos a diario, aunque en bajas concentraciones
Además de los propios agricultores, los consumidores también estamos expuestos a su toxicidad, sobre todo cuando tomamos de forma continuada alimentos con una elevada concentración se estas sustancias, muchas de ellas asociadas con daños hepáticos, del sistema nervioso, el sistema reproductor... O incluso cáncer.Para limitar estos riesgo, la autoridad Europea de seguridad alimentaria EFSA inició un proceso de reevaluación de los pesticidas autorizados, que culminó en 2008 con una gran reducción pasaron de es posible cultivar sin pesticidas si prueba se ello es la agricultura ecolo´gica.
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